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Seguidores de Trump durante el asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021. Efe

Trump y sus aliados planearon tomar por la fuerza el Capitolio

La Comisión que investiga el asalto del 6 de enero de 2021 prueba cómo el expresidente de EE UU dio la señal a los grupos violentos para actuar

Caroline Conejero

Nueva York

Martes, 12 de julio 2022, 22:06

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Cuando fracasaban todas las vías para invalidar los resultados electorales en los siete Estados donde había perdido y a un mes de la investidura del presidente electo Joe Biden, Donald Trump y sus aliados se preparaban para el último recurso, tomar acción por la fuerza.

En su séptima audiencia, la Comisión del 6 de enero se centró ayer en establecer la conexión entre el entonces mandatario de EE UU y los grupos de violencia organizada, y cómo Trump capitalizó la ira que había avivado en el país como arma para lanzar un ataque violento al Capitolio y anular los resultados electorales.

A primeras horas de la mañana del 19 de diciembre de 2020, Trump publicó un tuit que daba la señal codificada de movilización a los grupos armados para actuar el 6 de enero: «Gran protesta en (Washington) D.C. el 6 de enero», «¡Estad allí, será salvaje!». La respuesta fue inmediata. Suponía la confirmación de los planes para el ataque al Capitolio, una señal que los Proud Boys, Oath Keepers, Three Percenters y otros grupos extremistas esperaban para comenzar con los preparativos.

Horas después del tuit, la organización Stop the Steal anunció una gran marcha en Washington, y, en los días siguientes, solicitó permisos para realizar una protesta en el Capitolio, que promocionó en la web WildProtest.

Estaba ya planeado. Bajo la cobertura de una masiva manifestación por un supuesto fraude electoral, los grupos extremistas atacarían el Capitolio con el fin de impedir la certificación en el Congreso de la victoria de Biden. Al día siguiente, según la investigación federal, Enrique Tarrio, expresidente nacional de Proud Boys, creó un chat encriptado llamado MOSD Líderes de Grupo, que funcionaría como un comité de «planificación de manifestaciones nacionales» y que incluía a sus principales lugartenientes. Durante el resto de diciembre organizaron el «viaje a DC» a través de los chats, desde los que se exhortaba a sus miembros a vestirse de incógnito para la operación del 6 de enero.

Aprovisionamiento de armas

Los principales líderes de Proud Boys y de los Oath Keepers han sido imputados con cargos federales de sedición y están a la espera de juicio. El grupo de milicias de Oath Keepers, por su parte, implementaba planes similares liderados por su jefe Stewart Rhodes, otro de los imputados. Se movilizaron en el aprovisionamiento de armas y crearon una fuerza de reacción rápida lista para desplegarse en el Capitolio.

El día anterior al tuit, en una reunión en la Casa Blanca, el ex asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, los abogados de la campaña, Sidney Powell y Rudy Giuliani, y otros, exhortaban al presidente a dar un órdago en la trama de fraude electoral: invocar los poderes de emergencia por una supuesta injerencia extranjera en los comicios, -sin pruebas-, para apoderarse de las máquinas de votación e instalar a Powell como fiscal especial de la investigación.

«Gran protesta. Será salvaje»

Un tuit del entonces mandatario fue el aviso para que los radicales acudieran a Washington

Pat Cipollone, exabogado de la Casa Blanca que testificó ante el panel el viernes pasado, alarmado ante una reunión 'confidencial' en el Despacho Oval con el presidente, sin la presencia de cargos de la Administración, convocó a varios abogados y se presentaron allí. Entre gritos y acusaciones de falta de coraje entre un grupo y otro, Cipollone consideró «terrible» la idea de apoderarse de máquinas de votación y advirtió que representaría una intervención del Gobierno para la que no tenía «autoridad legal». Cuando el plan de los conspiradores se vino abajo, la vía del ataque al Capitolio emergía como la última oportunidad de Trump de aferrarse al poder.

La Comisión hizo públicos por fin los nombres de 10 congresistas republicanos que asistieron a una reunión en la Casa Blanca el 21 de diciembre para hablar de las opciones para anular los resultados de las elecciones. Incluyen a los que ya se sospechaba: Brian Babin, Andy Biggs, Matt Gaetz, Louie Gohmert, Pablo Gosar, Andy Harris, Jody Hice, Jim Jordan, Scott Perry y Marjorie Taylor Greene (entonces congresista electa).

Al final de la audiencia, la vicepresidenta de la Comisión, Liz Cheney, hizo un anuncio importante sobre el intento de Trump de contactar a un testigo cuyo nombre no mencionó, que participa en la investigación del asalto al Capitolio. La llamada fue dirigida al abogado del testigo, que nunca habló con el expresidente, y el panel ha remitido lo sucedido al Departamento de Justicia. Cheney recalcó una vez más que la Comisión se toma muy en serio cualquier esfuerzo de influir en el testimonio de los testigos, cuya intimidación es un delito serio.

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