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Mónica Égido durante la performance 'Just think' durante el FÁCyL. Álex López
Arte Emergente en Salamanca

La artista de Aldeadávila de la Ribera que acerca la ciencia a través del arte

Mónica Egido es fisioterapeuta de formación, pero su propia experiencia le llevó a transformar estudios científicos en experiencias artísticas para reflexionar sobre salud mental y bienestar colectivo

M.J. Carmona

Domingo, 22 de junio 2025, 19:04

Mónica Egido (Aldeadávila de la Ribera, Salamanca, 1994) no distingue fronteras entre arte y ciencia. Fisioterapeuta de formación y artista por necesidad vital, ha creado un lenguaje propio en el que el cuerpo, el dolor, la salud mental y el ritmo frenético de la vida moderna se convierten en materia artística. Su obra busca acercar la ciencia al público desde un enfoque emocional, sensorial y participativo, con una mirada crítica, pero profundamente humana.

Desde muy joven, el arte ha formado parte de su vida, aunque fue durante sus estudios de fisioterapia y un máster en terapia manual y dolor crónico cuando comenzó a entrelazar estos dos mundos aparentemente dispares. La pregunta que guía su trabajo es simple pero radical: ¿cómo puede el arte ayudar a comprender y comunicar temas complejos como el dolor crónico o el impacto de la ansiedad?

Su interés por la neurociencia y el comportamiento humano la ha llevado a formarse en esta disciplina para trasladarla al plano artístico. «Hay muchísima información científica valiosa que no llega a los pacientes, que lo hace de forma demasiado técnica o muy tarde. Yo quiero traducir esa información en experiencias que toquen al público desde lo sensorial y lo emocional», afirma.

Este enfoque se materializa en proyectos que cruzan los lenguajes de la ciencia y la cultura. Mónica no sólo crea piezas artísticas: genera contextos de reflexión, espacios donde las personas pueden cuestionarse cómo viven, cómo sienten, qué lugar ocupa el cuerpo en su día a día.

Fomo: cuando el cuerpo grita lo que la mente calla

Un ejemplo paradigmático de esta búsqueda es 'FOMO', una pieza escénica centrada en la ansiedad, el dolor crónico y la urgencia de parar. El nombre proviene del propio término FOMO (Fear Of Missing Out, Miedo a perderse algo), ese miedo a no estar presentes donde «deberíamos» estar. En esta obra Egido aborda cómo el acelerado estilo de vida contemporáneo nos desconecta de nuestras experiencias corporales y emocionales, manteniendo elevados niveles de estrés y ansiedad; llevando así a un deterioro de nuestra salud física y mental.

Formó parte de la edición de 2024 del FÁCyL, tratándose de una serie de fotografías que se realizó a sí misma en su pueblo natal. Las piezas, aparentemente, eran iguales o muy similares, pero se trataba de dar visibilidad a la necesidad de parar, de descansar, aburrir y «no hacer».

Just Think: el silencio como resistencia

Ayer, sábado 21 de junio, Mónica Egido presentó su performance 'Just Think' en el Festival de las Artes de Castilla y León (FACyL), en la Sala Unamuno de Salamanca. Una experiencia basada en un estudio de la Universidad de Harvard que reveló que muchas personas prefieren recibir descargas eléctricas antes que quedarse solas con sus pensamientos. «Me parecía impactante. Vivimos en una sociedad tan saturada de estímulos que el silencio y la introspección nos resultan incómodos, incluso insoportables», señala.

Durante una hora, Egido permaneció sentada en el centro de la sala. A su alrededor, sillas vacías esperaban a que el público decidiera unirse. Cada participante llevaba un dispositivo biométrico que registraba sus reacciones emocionales no conscientes. La escena era simple en apariencia, pero profundamente poderosa: una invitación a parar, observar y sentir. «Yo no hacía nada, y sin embargo, pasaban muchas cosas», dice.

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Just Think no busca solo replicar un experimento científico, sino también generar una conversación sobre salud mental, soledad, necesidad de estímulos constantes y la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos. «No se trata exactamente de dar respuestas. Se trata de abrir espacios donde podamos hacernos preguntas para mejorar nuestra calidad de vida», concluye.Además, se invitaba al público a acceder al estudio científico mediante un código QR, integrando la investigación médica en el tejido artístico. «La idea es romper la barrera entre el arte y la ciencia, y devolver a la cultura su papel como vehículo de conocimiento», explica la artista.

Arte para pensar el cuerpo

En un mundo donde la medicina suele enfocarse en lo visible, Egido se interesa por lo invisible: el malestar que no siempre tiene diagnóstico, la emoción que se aloja en un músculo, la ansiedad que se manifiesta como fatiga o dolor. Con una sensibilidad única, convierte ese malestar en material escénico y en acto político. El trabajo de Mónica Egido demuestra que arte y salud no son mundos aparte. Al contrario, pueden potenciarse mutuamente cuando se escuchan con atención. Y en esa escucha —a veces incómoda, a veces reveladora— es donde se abre el verdadero espacio de transformación.

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