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Trabajar con seres vivos no es lo mismo que poner farolas o adoquines. Cada vez que se realiza una plantación se sabe que no todos los ejemplares sobrevivirán. Cualquiera que haya cuidado plantas lo sabe. Por eso los proyectos de plantación y reforestación suelen incorporar un porcentaje de pérdidas (marras), así como plantear su futura reposición.
Por este motivo no es de extrañar que en los nuevos corredores verdes de la ciudad no sobreviva cada uno de los árboles, arbustos o aromáticas que se han puesto. Lo que sí sorprende tanto a las organizaciones conservacionistas de la ciudad como a los propios salmantinos es el alto porcentaje de pérdidas en algunos espacios.
Recientemente el PSOE denunciaba que por falta de mantenimiento y cuidado se habían secado casi medio centenar de árboles en el parque Elio Antonio de Nebrija. Pero no son los únicos. Por poner otro ejemplo, en el Marín, en concreto en el paseo superior, en la calle Adolfo Suárez, de los 78 árboles existentes, 34 están secos.
Además, en los 53 rodales de vegetación en los que se han dividido las plantaciones con las que se ha realizado la revegetación de la zona, hay pérdidas muy heterogéneas. Mientras en algunos, especialmente en la parte más baja, el nivel de éxito ha sido alto, existen unos cuantos rodales cercanos a la citada calle en los que son muy escasas las plantas que han sobrevivido.
El riego instalado en los rodales ha hecho mantenerse verde a lo largo del verano también parte de la vegetación espontánea, que marca con su color los lugares de paso de las líneas de riego. Sin embargo, en estos rodales fracasados, esa misma vegetación silvestre se ve muy seca, lo que hace pensar que en este caso ha podido tratarse de un fallo en el riego. Decenas de plantas de especies como rosa canina, romero, tomillo, o majuelo, entre otras, están secas bajo sus tubos de protección.
Este periódico ha preguntado al Ayuntamiento de Salamanca sobre el porcentaje de bajas que se podría considerar normal en los corredores verdes y quién debe encargarse de las reposiciones.
La respuesta recibida es que algunos de los árboles no han prendido, como en el caso del parque Elio Antonio Nebrija, porque venían con un fallo de origen por parte de la empresa suministradora.
El Consistorio argumenta que tras plantarse en la época adecuada, en primavera, se dejó un plazo para ver si prendían y como no lo han hecho dicha empresa se encargará de volver a plantarlos en la época propicia para ello, entre octubre y noviembre.
Sin embargo, si venían con un fallo de origen, ¿por qué se plantaron en lugar de pedir desde el principio que fueran sustituidos por unos en buen estado? Y una vez plantados ¿se puede puede saber si el problema se ha producido en su nueva ubicación o es anterior? La respuesta del Ayuntamiento tampoco habla del resto de la vegetación seca de El Marín.
El Comité Antinuclear y Ecologista lamenta todas las pérdidas de planta que se están produciendo en distintas zonas de los corredores verdes. Tampoco entienden el «despilfarro de agua» que permite que se vean «amplias manchas verdes por la hierba que crece como si fuese primavera lluviosa, en vez de en un verano extraordinariamente seco» en algunos rodales y que al mismo tiempo en otros que también tienen línea de riego esté todo seco.
Desde este colectivo son críticos con la intervención llevada a cabo en El Marín. Para empezar, señalan que en el proyecto de la misma se habla de que se trataba de una zona muy degradada cuando no era así. «La pradera del Marín era un sitio con bastante encanto, ya había algunos caminos en buen estado que era por donde paseaba la gente».
En el espacio contaba con afloramientos rocosos en los que «las pizarras tenían ese color oscuro de llevar allí mucho así, además de estar colonizadas por algunas plantas. Claramente que no había erosión, mantienen.
A su juicio «los caminos eran muy accesibles y con cierta belleza de la que carecen los actuales. Ninguno tenía problemas de erosión. A los de ahora les han hecho cunetas y conducciones para el agua de la lluvia y ya están erosionados. En algunos tramos con lo poco que ha llovido ya se ha llevado parte del camino», lamentan.
Por eso no comprenden que se hayan realizado en la zona tantos movimientos de tierra innecesarios al margen de las plantaciones.
En la documentación del proyecto de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado Tormes+ (EDUSI Tormes+) se apunta que «La contaminación visual y acústica producida desde el viaducto de la A-66 hacia el sector del Marín es reseñable, las intervenciones propuestas deberán plantear un apantallamiento vegetal, que además de renaturalizar la zona, mitigue sus efectos».
Sin embargo, el Comité considera que los rodales, en los que la mayor parte de lo plantado es vegetación que no va a alcanzar demasiada altura, no sirven para este objetivo y no se ha realizado ninguna acción para mitigar el impacto de la autovía.
Por otra parte, la organización ecologista considera que en El Marín hay pocos árboles «Ni vivos ni muertos» afirman. En general en los corredores verdes entienden que hay pocos y en la margen izquierda, «casi todos están secos. Se ven cientos de ellos muertos, con su protección y tutores que los delatan aún más. En el paseo principal, el que va desde la pasarela peatonal de las huertas hasta Tejares, hemos contado 85 árboles secos y 3 verdes pero en muy mal estado».
Apuntan que todos fueron plantados en esta primavera, quizá apurando demasiado la temporada. Consideran que con cepellón se podrían plantar casi en cualquier momento si éste está en muy buen estado y los cuidados son los adecuados, «pero como no es el caso y el verano ha sido tan extremo, no han aguantado». Una visión muy distinta a los «fallos de origen» que argumenta el Ayuntamiento en distintas zonas y que obligarán a trabajar, al menos, dos veces.
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La Voz de Cádiz
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