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Ana y Sergio, los dueños de 'La Vegatería'. José Manuel García
Bares con historia

El bar vegano en el barrio más bohemio de Salamanca que tiene un solete Repsol

Con poco menos de dos años desde su apertura, 'La Vegatería' se ha ganado la confianza de los clientes con la filosofía respetuosa que les define

Laura Linacero

Salamanca

Sábado, 26 de octubre 2024, 18:43

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Es el barrio del arte con decenas de murales que dan color a sus calles. Es el barrio de la cultura con iniciativas que despiertan la curiosidad de los vecinos. Es el barrio del respeto con locales seguros para cualquier colectivo. Y 'La Vegatería', un bar de pinchos en el corazón del barrio del Oeste es precisamente un ejemplo de todas estas cualidades. Cien por cien vegano -de ahí su nombre-, 'pet frendly', punto violeta y para todos los bolsillos. «Ya habíamos trabajado en la hostelería y se nos presentó la oportunidad de este proyecto», comenta Sergio, que con su socia Ana levantaron el bar hace casi dos años.

Los pilares de este establecimiento estaban claros: salirse de lo comercial y hacer que aquel que cruce la puerta -también los de cuatro patas- se sientan cómodos. «El barrio del Oeste es una zona super alternativa y además, mucha gente tiene perros», explican. Con esa intención de hacer que el local sea 'casa' se identificaron como 'pet frendly'. «Al final cuando sales a tomar algo quieres estar a gusto y no les puedes limitar entrar cuando quieren pasar un rato con su perro», explican. Con esta visión animalista también organizan campañas con asociaciones que promueven la adopción.

Fieles a sus valores, cuentan con una carta cien por cien vegana que han intentado ampliar para que los clientes no tengan que renunciar a nada. «Queríamos que si venía un grupo de amigos con distintos gustos todos encajaran», añade Ana. Con la dinámica propia de un bar de pinchos normativo, La Vegatería ofrece esa variedad pero con una materia prima que no tenga origen animal. Hamburguesa de zanahoria, espinacas, con proteína de guisante o falafel son algunas de las opciones que completan su oferta gastronómica, eso sí, nada como las croquetas y las albóndigas: sus dos pinchos estrellas que conquistan paladares.

Bar con solete para todos los bolsillos

No es un bar al uso pero tampoco quieren serlo. Son conscientes de que su estilo puede que no se amolde a todos los gustos pero una cosa tienen clara: no se adaptará a todas las personalidades pero sí a todos los bolsillos. «Es un barrio con mucho estudiante y no es un restaurante donde los camareros te vayan a servir a la mesa con el lito en el brazo así que intentamos que los precios se ajusten a todos los presupuestos», explica Sergio. Con hamburguesas desde los cinco euros no quieren que el precio sea ningún impedimento para el que quiera entrar a La Vegatería.

Y será por su filosofía, por su concienciación en los precios, su oferta gastronómica o un combo de todo que, al año de abrir, la Guía Repsol les premió con un solete de verano. «Aquí se cocina vegano y se cierra tarde. Un buen bar con terraza para tener presente cuando pases por el Barrio del Oeste salmantino, famoso por sus murales de 'street art'». Así lo define esta guía gastronómica y así lo refleja el «buenrollismo» que emana de este local. «Al final la gente que pasa y ve que hay ambiente y que la gente se lo pasa bien, acaba entrando», asegura Sergio.

  1. La anécdota estrella de 'La Vegatería'

    De souvenir de Salamanca, croquetas

Hay quien se lleva un imán, otros una postal. Lo que no es tan común es llevarse de recuerdo ochenta croquetas. «Vinieron unos chicos el fin de semana a Salamanca y les gustó el bar y estuvieron aquí todos los días», explica Sergio. Las croquetas se convirtieron en su perdición durante esos días. Tanto que, al irse, tenían un plan preparado para estirar ese sabor al menos, un par de días más. «Nos pidieron 80 croquetas para llevar», recuerdan. A destajo, trabajaron para prepararlas a tiempo y, finalmente, esos amigos se fueron con sus casi cien croquetas para repartir. No se pueden poner en la nevera de recuerdo ni enmarcar en una estantería pero eso sí, aquellas croquetas no las olvidarán nunca.

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