La capilla 'olvidada' por la Iglesia de Salamanca que pasa de acoger reos y romeros a alojar turistas
Tras décadas de deterioro y abandono, está a punto de acabar el proyecto que convierte la capilla de la Misericordia en apartamentos turísticos y pone freno a los principales problemas que tenía, del techo de uralita a las humedades, los chapuceros arreglos con cemento o las horribles ventanas que tenía
Hospital de peregrinos, última morada de los condenados a muerte, salón sindical y taller de artes gráficas. En sus cerca de 800 años de historia, la capilla de la Misericordia ha escrito importantes páginas de la vida de Salamanca y está a punto de protagonizar una más, escapando de la ruina absoluta convirtiéndose en apartamentos turísticos. Porque, aunque muy cuestionados como modelo económico, la adaptación del antiguo edificio a este nuevo uso va a ser su salvación tras décadas de abandono: volverá a ser lo que era, un lugar de alojamiento, sólo que ahora serán turistas y no romeros o reos los que la ocupen. ¿Es este un uso acorde? Miremos primero el resultado.
En lo que a la cuestión patrimonial se refiere, su conversión ya es un éxito. A falta de la configuración de su interior, la rehabilitación ejecutada ha logrado poner solución a muchos de los problemas que arrastra desde hace décadas y que la mantenían desde hace más de diez años en la Lista Roja del patrimonio el peligro de Hispania Nostra. Ahora, está preparada para salir del listado e incluso intergrar el de la lista verde, el de patrimonio que se ha recuperado.
El edificio ya luce sin los andamios instalados en los últimos meses para llevar a cabo el proyecto de rehabilitación aprobado. Tras años de trámites infructuosos con su propiedad, la Diócesis de Salamanca, se consiguió enfocar su futuro con un proyecto para convertir el edificio en ocho apartamentos turísticos.
Durante el tiempo que han durado las obras, se eliminó su cubierta de uralita y se ha procedido a diversas actuaciones que frenarán su deterioro y que su propiedad no había acometido a pesar de los requerimientos. Se cambió todo su artesonado y se ha actuado en los grandes problemas que tenía. Según explica el concejal de Fomento, Fernando Carabias, «los promotores tendrán en cuenta indicaciones de la comisión territorial de Patrimonio con mejoras para evitar humedades futuras en la fachada en un edificio que estaba abandonado y ahora tendrá uso».
Antes de la restauración
Después de la restauración
Así, se han eliminado los añadidos de hormigón repartidos por toda la construcción, también en la fachada; se han cambiado las ventanas de cerrajería que rompían la estética del conjunto por otras conformes y acordes; y se va a actuar contra las futuras humedades. También tiene una cámara exterior de vigilancia y unos nuevos faroles anclado a su fachada, como los anteriores. Su aspecto no tiene nada que ver con el que, por desgracia, ha tenido durante años.
En cuanto a su valor patrimonial, la Capilla de Nuestra Señora de la Misericordia tiene su origen en 1389, cuando Doña Sancha Díaz donó en su testamento una casa y un lagar para construir un albergue u hospital en el que inicialmente se atendía a romeros y peregrinos. Las portadas actuales son plateresca y barroca, de los siglos XVI y XVIII; esta última, muy decorada, hoy entre contrafuertes (uno tenía originalmente), se atribuye a Andrés García de Quiñones.
Este era uno de los puntos críticos, porque tenía una feísima cubierta de uralita que, además, no impedía que le cayera todo el agua cuando llovía justo en uno de sus elementos más valiosos, la portadita barroca profusamente decorada. Desde la reurbanización de la Plaza de San Cristóbal, a finales de la década de los 90, el edificio padece un intenso proceso de arenización de su sillería de piedra de Villamayor, motivo de su inclusión: este es el primer intento que se ha hecho para evitar que todos sus elementos acaben convertidos en arena.
De albergue a apartamentos
¿Una capilla convertida en apartamentos? El edificio estaba sin uso tras cerrar la imprenta que acogía, de hecho, es un edificio que el PGOU tenía contemplado como uso terciario, con usos permitidos muy concretos entre los que cuentan los de alojamiento: paradójico porque hace siglos ya lo fue para peregrinos, romeros y condenados a muerte y ahora lo será para lo turistas que llegan a la ciudad.
Una de las reclamaciones repetidas durante años era rehabilitarla y destinarla a un uso acorde con su valor histórico y artístico. En realidad, el edificio no se distingue por un especial valor artístico, aunque conserve interesantes elementos decorativos de los siglos XVI y XVIII (con relieves platerescos y barrocos en sus dos portadas), sino por su historia, ligada al alojamiento de peregrinos, romeros, condenados a muerte...
En realidad, la capilla está desacralizada hace décadas, desde que a principios del siglo XX se cedió a la Unión Ferroviaria y Obrera para la celebración de actos culturales. Fue entonces, en 1916, cuando perdió uno de sus elementos más característicos, una espadaña barroca que hoy forma parte de la Iglesia Vieja de Pizarrales.
Durante décadas, la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio de Salamanca pidió que se reintegrara a la actual capilla para completar su rehabilitación, aunque eso no parece posible. Una opción podría ser una estructura que evocara su antigua presencia sobre la portada original.