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Un edificio protegido, con 140 años de historia y al que se le han añadido dos nuevas plantas. Aunque parezca imposible, esto es lo que ha ocurrido con una construcción del siglo XIX que, para ser conservada, se ha sometido a una rehabilitación que incluye lo que son una tercera y cuarta alturas que no tenía. Un proyecto que, sobre el papel, cumple con lo autorizado aunque el resultado es un nuevo edificio bastante diferente al original.
Le explicación reside en el proyecto ejecutado, en el que se ha conservado la fachada del edificio, que tenía protección, y en su interior se ha levantado una nueva estructura, a modo de edificio interior, que añade dos alturas más sobre las originales. Un cambio importante sobre la imagen original y en un lugar, la plaza de San Juan Bautista, con importantes valores y que sucumbe, como otras zonas, a la creciente turistificación de Salamanca.
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La historia arranca años atrás, con el cierre de lo que fue un conocido restaurante, el 'Poney Pisador'. Homenaje a los libros de Tolkien, gozó de cierta fama hasta el cese de la actividad. Entonces, los propietarios del edificio deciden iniciar la tramitación de un proyecto para convertirlo en alojamientos turísticos.
Tras mucho tiempo, reciben autorización para un proyecto que les obliga a conservar la fachada original. El edificio, datado entre 1886 y finales del siglo XIX, está recogido en el catálogo de construcciones protegidas del Ayuntamiento de Salamanca, aunque con un nivel bajo. Eso sí, su ficha obliga a conservar su fachada, aunque se puede demoler el interior y levantar una nueva edificación hasta agotar edificabilidad, con una sola exigencia: retranquear sobre la fachada original.
La solución consiste en levantar una nueva estructura dentro y envolverla con la fachada original. Para ello, en marzo se demolió por completo el edificio y se numeraron una a una todas las piedras de la fachada original con el objetivo de volver a colocarlas después, como ya se ha hecho en otros edificios de la ciudad. Por dentro va una nueva estructura, para la que se tendría que respetar un espacio de tres metros según ficha.
En abril la fachada original había sido retirada por completo y sus piedras, guardadas en un solar cercano a la obra. Del interior que albergó aquel curioso restaurante no quedará nada. Y del exterior se mantendrá la fachada, pero el aspecto final del edificio no tendrá nada que ver con lo que era.
El edificio original tenía dos alturas y, aunque se han vuelto a montar todas las piedras de sillería, dos nuevas plantas sobresalen sobre la nueva estructura en su interior: lo original no cubre todo el exterior. La piedra original alcanza las dos plantas del cuerpo principal y, por encima, ahora aparecen dos pisos más en ladrillo. El edificio histórico tenía, además, un segundo cuerpo levantado en ladrillo que sí tiene un aspecto mucho más similar al original.
El edificio está fechado entre 1886 y finales del siglo XIX. Consta de dos cuerpos, una parte en sillería de piedra franca y otro de ladrillo prensado, y en su construcción participó el prestigioso arquitecto José Secall, en colaboración con otros. Su estilo es un catálogo de arquitecturas y organizaciones compositivas diversas.
El nuevo edificio se dedicará por completo a la nueva actividad, turística, sumándose a otros edificios que pasarán en su integridad a esta situación como la antigua sede de Cervantes y residencia estudiantil la plaza de Santa Eulalia o un edificio completo en la isla del Corrillo.
Lo que fue una modesta construcción ocupaba un lugar destacado en una de las zonas de ocio nocturno más clásicas en los años '90 y primeros del siglo XXI en el entorno de la plaza de San Juan Bautista y su iglesia. Allí se concentraban varios locales, de los que sobrevive todavía uno bajo su denominación antigua.
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