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Detalles de la iglesia de Sancti Espíritus José Manuel García
El enigma de las mujeres emparedadas en algunas iglesias de Salamanca
Expediente X salmantino

El enigma de las mujeres emparedadas en algunas iglesias de Salamanca

Tal y como figura en numerosos documentos datados en el siglo XIV y principios del siglo XV, tanto la capital como la provincia acogieron este tipo de sacrificios

María Rivas

Salamanca

Domingo, 24 de marzo 2024, 12:56

El ser humano posee una macabra capacidad para dar con las formas más terribles e infernales de infligir dolor a sus iguales.

A lo largo de la historia, diferentes civilizaciones y culturas han creado y empleado numerosas y variopintas formas de torturar y matar, a cada cual más perversa y demencial que la anterior.

Desde la crucifixión empleada en la Antigua Roma -este método de ejecución que nosotros vinculamos a la muerte de Jesús, tradicionalmente fue empleado por los romanos para la ejecución de esclavos y copiado por Alejandro Magno, aunque se cree que su origen se remonta al imperio Persa-, al empalamiento (el método favorito de Vlad Tepes, quien inspiró a Bram Stoker para la creación de Drácula), pasando por la Dama de Hierro o el relajamiento de la Santa Inquisición española o la guillotina francesa; y, éstas, no son ni siquiera la punta del iceberg.

Fachada iglesia Sancti Espíritus. Salamanca José Manuel García

La ristra de macabras y perversas formas de matar y torturar no es eterna, pero sí preocupante y alarmantemente larga.

Figura en esta lista del horror el emparedamiento, residiendo las primeras referencias a su empleo en la antigua Roma.

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Hace apenas unas semanas recordábamos el asunto de los enterrados vivos y del pánico que sembró en el siglo XIX.

Algo similar, que no igual, ocurrió en el imperio romano cuando se empleaba un método de ejecución al que se bautizó como «emparedamiento».

El emparedamiento: la muerte entre paredes

Son varias y cuantificables las ocasiones en las que, al derruirse un muro, se ha producido el macabro hallazgo de restos humanos -mayoritariamente en fase de esqueletización-.

Estos hallazgos han sido vinculados a una método de ejecución cuyo empleo se remonta al Imperio Romano: el emparedamiento.

Lo cierto y verdad es que los romanos tenían un amplio abanico de métodos de ejecución como, por ejemplo, el culleus - se introducía al reo en una bolsa de cuero cerrada, a veces acompañado de animales vivos, y posteriormente se le arrojaba al agua- o el enfrentamiento con terribles animales en los anfiteatros aunque, eso sí, el método de ejecución romano por excelencia era la decapitación.

Sin embargo, en algunas ocasiones, el horror iba más allá de la propia forma de morir ya que, se recoge, los romanos cometían necrofilia.

El emparedamiento, por su parte, estaba especialmente vinculado a las conocidas como vírgenes vestales; mujeres dedicadas al sacerdocio en servicio a la diosa Vesta, diosa romana del hogar.

Si una de estas sacerdotisas quebrantaba su voto de castidad, era considerado traición y, por ello, debía de ser condenada.

Una de las penas de muerte más habituales empleadas con las vírgenes vestales era el emparedamiento.

La otra versión del emparedamiento

Surgió en la Edad Media, a consecuencia del fervor religioso del momento, una corriente un tanto particular; mujeres y hombres que bien por voluntad propia, penitencia o castigo, se encerraban en pequeños habitáculos o entre muros para pasar allí el resto de sus días.

Aunque esta 'práctica' era llevada a cabo tanto por hombres como por mujeres, las referencias históricas que existen al respecto hablan en su mayoría de féminas.

Sin comunicación alguna con el mundo exterior, la vida hasta que llegaba a su fin transcurría entre muros, en silencio.

Tal y como se relata, antes de que un hombre o una mujer se encerrara de por vida, un sacerdote entonaba los conocidos como ritos de muerte, emulando un funeral.

Se tiene constancia de que, en ocasiones, las celdas o habitáculos incorporaban en su estrcutura la tumba de la persona en cuestión.

Emparedadas y emparedados en Salamanca

Curiosamente, y tal y como figura en numerosos documentos datados en el siglo XIV y principios del siglo XV, Salamanca fue 'territorio de emparedadas y emparedados'.

DETALLES IGLESIA DE EMPAREDADOS DE SANCTI SPIRITUS José Manuel García

Se tiene constancia de que allá por 1389, había una mujer emparedada en la iglesia de Sancti Espíritus, varias féminas emparedadas en San Juan de Barbalos y en la iglesia San Sebastián y otra, en la iglesia de San Adrián (ya desaparecida).

En 1331, una mujer de nombre María Pérez, también estuvo emparedada en San Adrián. Doña Gilota, otra mujer de la época, dejó referido en su testimonio nueve emparedamientos más distribuidos en Santo Tomé, San Gil, San Adrián, San Cristóbal, San Lope, San Simón, San Mateo, Santa María de los Caballeros, San Polo y San Juan; refiere, además, una emparedada en Alba y otra cuya identidad en ningún momento se llega a revelar.

Iglesia de Sancti Espíritus José Manuel García

En otro documento se cita a un emparedado, varón, en San Juan de los Barbalos.

Cierto es que , muchos de los emparedados y emparedadas no solo murieron en soledad y silencio, sino también en el más absoluto anonimato.

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