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Las escaleras de Pinto, totalmente demolidas esta mañana. SH
Las 'escaleras de los resbalones' de Salamanca que son historia tras un siglo de tropiezos

Las 'escaleras de los resbalones' de Salamanca que son historia tras un siglo de tropiezos

Demolida la escalinata de Pinto, uno de los accesos a la Plaza Mayor con más historia, como parte de la rehabilitación de las tres escalinatas para hacerlas accesibles

Félix Oliva

Salamanca

Martes, 6 de mayo 2025, 18:46

Las antiguas escaleras de los resbalones, uno de los accesos con más leyenda a la Plaza Mayor de Salamanca, son ya historia. Este martes los operarios que llevan a cabo las obras de remodelación de las tres escalinatas han demolido por completo los escalones, que se encontraban en muy mal estado y que estaba previsto se sustituyeran por completo.

Las escaleras o escalerillas de Pinto han sido conocidas siempre como las de los resbalones por un defecto en su construcción que, aunque se subsanó, ha mantenido sobre ellas la leyenda de su peligro. En los últimos años no lo ha sido por materiales mal escogidos, sino por el mal estado de las losas, la mayoría rotas y deterioradas.

Hace unos meses que se puso sobre la mesa un proyecto para rehabilitarlas porque lo necesitaban. Y después se planteó mejorar también las otras dos escalinatas que conectan con el Mercado Central de abastos, y que no están tan deterioradas, pero se aprovecha para unificar elementos como los pasamanos. Serán reformadas en un proyecto conjunto.

La escalerilla de Pinto, la de salida por el arco del Pan o Panaderos hacia los antiguos portales de Los Villares, necesitaba la remodelación tras cerca de un siglo de deterioro y tropiezos. Según los últimos datos disponibles, datan del año 1930 y desde entonces no hay constancia de modificación alguna, aunque sí se retiraron algunos elementos de sus escalones, como un kiosko.

Más de un siglo de resbalones

La escalinata tiene una historia peculiar. Fue proyectada en 1887 para sustituir a la cuesta original, que se encontraba en mal estado. El proyecto fue liderado por el arquitecto municipal, Manuel Pérez González, que decidió usar en el presupesto piedra artificial de la empresa La Progresión de Bilbao, por ser de mayor fortaleza, duración y mejor aspecto que la de granito, además de más barata.

Las obras se iniciaron en 1888, con dos tramos de escalera y un descansillo central; duraron un mes, pero pronto empezaron las quejas. Las primeras, por no utilizar granito de la tierra y artesanos salmantinos para labrarlo. Rápidamente aparecieron graves defectos constructivos y los resbalones que se producían.

En los primeros días tras su construcción, 83 peatones sufrieron accidentes en la escalinata: se cambió y el arquitecto municipal perdió su puesto

Los tramos resultaban estrechos y la escalera muy pendiente y en apariencia poco dura para poder aguantar el fuerte tránsito de la zona, además su superficie resultaba tersa y resbaladiza lo que ocasionaba frecuentes accidentes: hasta 83 viandantes afectados en pocos días, lo que originó una feroz campaña en prensa para cambiarlas.

A lo largo de 1888 el arquitecto municipal reconoció los fallos del proyecto y se procedió a modificar la escalinata, ya con piedra granítica natural de Salamanca, que se inauguró en julio de aquel año. El asunto le acabó costando el puesto al arquitecto, que fue cesado en 1889. La escalera fue reparada en 1930 con la sustitución de los peldaños y no se conocen más modificaciones desde entonces, hasta la que se va a afrontar ahora.

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