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Los exorcismos de sor Teresa Chikaba, la monja de Salamanca de los milagros y las visiones
Expediente X salmantino

Los exorcismos de sor Teresa Chikaba, la monja de Salamanca de los milagros y las visiones

Cuando los salmantinos se enteraron del fallecimiento de Sor Teresa Chikaba, irrumpieron en su celda para llevarse todo aquello que había pertencido a la religiosa

María Rivas

Salamanca

Domingo, 31 de marzo 2024, 12:56

Corría el 6 de julio de 1961 cuando se exhumaron unos restos humanos que descansaban en el convento salmantino de Santa María de las Dueñas; éstos descansaban bajo el siguiente epitafio: «Sor Teresa Chikaba, Hija del Rey de la Mina Baxa del Oro de Guinea. 1676-1748».

Los citados restos hallados eran un cráneo, una mandíbula, dos clavículas, varias vértebras, algunas costillas, un fragmento de omóplato, otro de pelvis, los dos fémures, las dos tibias y los dos peronés, un húmero y numerosos huesecillos que se corresponderían con los de las manos y pies. Aparecieron, a su vez, otros restos óseos que nunca pudieron ser identificados dado su notorio y avanzado estado de desgaste.

Aunque la autenticidad de estos restos es, cuanto menos, dudosa, éstos se han venerado -y se siguen venerando- como las reliquias de una mujer que, en su tiempo, fue conocida por obrar milagros y tener visiones.

Relataba Baltasar Fra Molinero que cuando la noticia de la muerte de Chikaba se extendió por Salamanca, «la gente irrumpió en su celda y sus objetos personales se convirtieron en reliquias: cada cuenta del rosario fue separada del resto, su velo fue hecho trizas, sus papeles quedaron desperdigados, sus estampas devotas pasaron a otras manos, todo lo que había estado en contacto físico con su cuerpo tenía ahora inmenso valor. ¿Quién había sido esta mujer?»

De princesa, a esclava, y de esclava, a monja

Conocida como Teresa Juliana de Santo Domingo, nació en la Mina Baja del Oro hacia 1676 y allí vivió, presuntamente, como princesa, hasta su rapto y traslado a España.

Su supuesta sangre azul hizo que fuera presentada en la corte de Carlos II el Hechizado -monarca español del momento- quien se la ofreció como esclava al por entonces Marqués de Mancera - quien fue virrey de México durante nueve años-.

Chikaba fue esclava del srvicio de los Marqueses de Mancera durante diecisete años - desde los diez hasta los veintisiete-.

Posteriormente se ordenó como monja en Salamanca y allí vivió hasta su muerte, la cual llego cuando sor Chikaba contaba con setenta y cuatro años de edad. Obviando los milagros y dones divinos que le achacan a Chikaba, hoy día es recordada por tratarse de la primera religiosa de raza negra admitida en un convento de clausura español, así como la primera escritora de origen afro hispánico en lengua castellana.

Salamanca. Convento de las Dueñas. 600 años. Sor Teresa Chikaba SH

Chikaba, exorcizada

En una ocasión, los marqueses de Mancera -de los que Chikaba era esclava- fueron visitados por protestantes.

Resultó que Chikaba comenzó a proferir gritos y chillidos tan perturbadores y estridentes que, por miedo y prevención, la muchacha terminó siendo encerrada.

Lo más probable es que este episodio no tuviera nada que ver con el demonio, sino con los malos tratos y vejaciones a los que eran sometidos los esclavos y, ésto, pudo crear un trauma en la niña.

De hecho, Paniagua (biógrafo de Chikaba) añadió en la narración de este episodio que «siendo aún niña, celosa de su pureza, daba voces a los marqueses para que no tratasen con protestantes».

Sin embargo, tratándose de la época que nos ocupa y más en tierra cristiana, el comportamiento de la niña fue atribuido a una posesión demoníaca y, en consecuencia, exorcizada.

San Francisco de Borja practicando un exorcismo. Francisco de Goya

Se trata, además, de una época bastante peculiar en lo que a creencias en hechicerías y posesiones demoniacas se refiere ya que, el propio monarca español en aquel momento, Carlos II, había sido exorcizado y tenía a la corte al completo convencida de que había sido hechizado.

Así pues, Chikaba es exorcizada con el fin de conocer si el origen o causa de sus chillidos era cosa del maligno.

Aunque, finalmente y gracias a varios sacerdotes que hicieron las veces de maestros espirituales, Chikaba fue instruida en la fe católica correspondientemente, todo ello orientado a convertirla en monja de clausura.

La endemoniada a cargo de Chikaba y los milagros

Juan Carlos Paniagua escribió allá por 1752 una hagiografía sobre la figura e influencia de Chikaba en la sociedad del momento.

Lo cierto y verdad es que Paniagua hablaba de Chikaba atribuyéndole toda suerte de poderes milagrosos, dones curativos, premoniciones, visiones y ataques del maligno.

Chikaba padecía de dolores horribles e incurables y, durante sus uniones místicas, realizaba sacrificios a modo de protección para las otras monjas -aunque, eso sí, todo apunta a que estos sacrificios los realizaba bajo la coacción de los monjes dominicos, que eran conocedores de los dones sobrenaturales de la monja-.

Convento de las Dueñas, Salamanca

Estos mismos dones serían empleados por los religiosos coetáneos de Chikaba para que, ésta, cuidara a enfermos terminales, convalecientes de enfermedades infecciosas -asegurando que éstos hedían y tenían los cuerpos llenos de llagas- y, por un periodo de tiempo que se prolongó durante más de veinte años, de una mujer poseída por el demonio que, casualmente, era la vástaga de uno de los principales inversores del convento.

Según se recoge, Chikaba combatió al «demonio» que poseía a la pobre chica con «vara de hierro» llegando, incluso, a tratar de matarla de hambre.

Las hermanas de convento de Chikaba aseguraban que, ésta, lejos de hacerle ningún bien a la endemoniada, la torturaba sin piedad ni clemencia alguna.

Los iniciales y burdos intentos de la poseída de huir del convento fueron sustituidos por súplicas para ser salvada de aquel horror.

Chikaba, que mantenía correspondencia con Fray Félix de Córdoba, relataba en dichas cartas los métodos que empleaba con la chica poseída, siendo éstos una mezcla de hechizos nigrománticos y oraciones. Chikaba terminaría efectuando un diagnóstico y asegurando que aquella mujer había sido endemoniada con una manzana.

Paniagua refería, además, que Chikaba estaba capacitada para realizar este tipo de obras milagrosas ya que, entre otras cosas, podía curar solamente con las manos o con su saliva.

Salamanca. Convento de las Dueñas. 600 años. Sor Teresa Chikaba SH

De hecho, se recoge en el testimonio del médico que atendió a Chikaba durante sus últimos minutos de vida, así como el de aquellos que estuvieron presentes durante la muerte de la monja, y, se aseguraba que «a la hora de partir de este mundo su carne se transfiguró y quedó blanca.»

Sor Teresa Chikaba, cuya vida estuvo marcada por los exorcismos, las curaciones milagrosas y otra serie de eventos sobrenaturales, está en proceso de ser beatificada.

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