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El debate está abierto en un tema tan polémico como es todo lo que rodea a la hostelería. Aún más, si está en juego la continuidad de las terrazas. Las opiniones sobrevuelan la ciudad y mientras que para unos es ya una necesidad devolver ese espacio a la vía pública, para otros supone un robo al ambiente salmantino. Las terrazas post-covid desaparecen y se dice así adiós a las ampliaciones que afectaban a aparcamientos y a las mesas altas que se arrinconaban a la pared del establecimiento. Una decisión municipal ya aprobada pero, ¿cuenta con el apoyo de los vecinos?
La cuestión se resuelve entre respuestas contundentes e indecisión en cuanto al tema. No obstante, hay un denominador común que es indudable: recorta el espacio público. Esta realidad para algunos no supone ningún estorbo, sin embargo, para otros es «vergonzoso». «Me parece una vergüenza privatizar un espacio que es de todos», comenta uno de los vecinos. «Las mismas quejas que tienen estos señores, lo pueden tener otros sectores que lo pueden pasar igual o peor que ellos», sentencia.
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El fin de todas las restricciones relacionadas con la pandemia apremia a que esta medida, también impuesta con motivo de la covid, sea eliminada. «Que todavía se esté manteniendo esto cuando se ha suprimido todo no es ni medio normal», añade. Esta opinión es compartida también por un grupo de jubilados que aseguran que «antes del covid las terrazas no estaban así y funcionaban bien». Recurren a una de las calles con más presencia hostelera de Salamanca: Van Dyck. «En esa calle no se puede casi ni pasar, tenemos que ir de lado», apunta.
Sin embargo, no todo el mundo piensa lo mismo. «Esa decisión le dio mucha vida, sobre todo en la zona de Van Dyck que se había recuperado esa sensación de zona casi peatonal», comenta Gemma Maza. Este debate se convierte en lo que ella llama «conflicto de intereses» porque reconoce que nunca llueve a gusto de todos. «Es cierto que a los vecinos les quita sitio de aparcamiento y acera, eso no se puede negar. Es complicado porque me pongo en los dos lugares», añade.
Hay quien en la balanza se posiciona del lado de los hosteleros y, también, en favor del ocio. «A mi me gustaba ese espacio extra, yo como joven claro, no es lo mismo que mis padres por ejemplo», apunta Eva Iglesias. La decisión de retirar esa licencia a las terrazas es un síntoma de esa vuelta al orden habitual que, sin embargo, otros aplauden. «Me pareció bien que se ampliara ese espacio porque la hostelería lo necesitaba, pero ahora me parece aún mejor que se quite porque supone una vuelta a la normalidad», insiste Adur Ganuza, un estudiante de Salamanca.
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