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Mene Pérez, en la Floristeria Kentia. José Manuel García
Negocio de toda la vida

La floristería de 1992 en Salamanca que arrasa con la planta de la buena suerte

'Kentia', en la avenida Villamayor, lleva más de tres décadas en el comercio de Salamanca y ha visto cómo ha cambiado el sector

Laura Linacero

Salamanca

Lunes, 11 de agosto 2025, 14:06

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Mene lo describe como un taller, y realmente, así es. «Lugar en el que se trabaja una obra con las manos»; con estas palabras lo define la RAE y la Floristería Kentia, en la Avenida Villamayor, es un espacio donde Ana Hernández y Mene Pérez trabajan las plantas y las flores para dar servicio a sus clientes. Así llevan más de tres décadas, sin saber muy bien cómo empezó pero teniendo claro que eligieron un buen camino. «Después de trabajar en una floristería en Béjar para aprender, decidí montarlo hace 33 años», explica.

Más de tres décadas desde que decidió emprender el negocio y, al echar la vista atrás, hace balance de los cambios experimentados. «Es cierto que ahora tengo mucho más competencia que entonces y la gente también ha variado sus gustos», asegura. Ahora la tendencia está en «composiciones más verdes o flores secas, pero a mí me sigue gustando más la rosa que nada», reconoce Mene. El florista se han mantenido fiel a sus preferencias, sin embargo, las modas han determinado los intereses de los clientes. «Si alguien en redes sociales pone un ramo de tulipanes, todo el mundo viene a buscar sus tulipanes», ejemplifica.

Ahora es el trébol de la mariposa -una planta morada a la que se le atribuye la capacidad de atraer buena suerte y prosperidad- lo que causa furor en las redes sociales. «Internet lo mueve todo, da igual si son flores, comida, ropa, complementos...», enumera Ana. Ellos son testigos de cómo las tendencias repercuten en su negocio y están pendientes de las últimas modas. De hecho, una de las nuevas modas la han experimentado hace un par de meses: el 'boom' de las flores en las graduaciones. «Este año ha sido una locura, es una de las mejores temporadas del año», aseguran.

Y esta nueva costumbre de regalar ramos de flores al terminar una etapa académica tiene mucho que ver con el gusto de la gente joven a las flores. «Se nota muchísimo, los jóvenes se regalan muchas flores en cumpleaños, para amigos o amigas, compañeros de piso...», comenta Ana. Esa opción recurrente de regalo hace que acudan habitualmente a la floristería Kentia y se establece una relación más allá de cliente - profesional. «Hay pandillas de amigos que vienen, y al final se confiesan un poco aquí y haces un poco de 'mamá'», explica orgullosa Ana.

La adaptación necesaria para sobrevivir

Un negocio que ha conseguido tener el relevo generacional en el público en un barrio también rejuvenecido con los universitarios. «Está cerca de facultades y hay bastante piso de estudiantes y eso se nota», añade. No sólo ha conquistado a distintas generaciones con el paso de los años sino que también es un negocio capaz de competir contra internet. «Un ramo lo puedes comprar en internet, pero al final no sabes cómo te va a llegar», explica Neme.

De hecho, para asegurarse la calidad en el caso de un regalo, la gente les contacta directamente a ellos para que hagan un ramo específico por un momento especial. «Nos escribe gente de fuera de Salamanca para encargarnos un ramo, les vamos enviando fotos del proceso y luego llega a su destinatario a su gusto», añade. A través de las redes sociales, conoces su trabajo y quieren replicarlo para un detalle. «Es un escaparate, ahí subimos todos los ramos», concluye.

Referencia en el bonsái

Para muchos es 'la floristería de los bonsáis' y es que han conseguido ganarse ese apellido después de treinta años siendo referencia en esta planta. «Desde el principio pero ahora se vende menos bonsái que entonces», explica Mene. Una planta que exige muchos cuidados y que ha sido sustituida por otras más cómodas. «La gente tira más por otro tipo de planta que no haya que prestarla tanta atención», asegura. Y antes era una opción de regalo habitual, pero ahora los ramos de flores también les han ganado el terreno: «La gente viene y diseña el ramo a su gusto, y antes era el bonsái el regalo estrella», concluye Ana. No obstante, sigue siendo un punto de referencia para los clientes y «si no cae el bonsái, cae otra cosa».

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