El impuesto 'disparado' que pagan desde viviendas a iglesias en Salamanca y todos los que suben en 2026

La entrada de 2026 traerá a los contribuyentes salmantinos importantes subidas en el recibo de la basura y el del agua, un mayor coste del cementerio, el pago por aparcar en 35 calles más y una actualización de los precios del bus que, frente al discurso municipal de congelación general, engrosan la factura de los impuestos y tasas en la que la capital ya destaca sobre otros municipios. El año que viene será igual porque nada baja, muchas cosas suben y el coste para los salmantinos de los principales servicios sigue aumentando año tras año.

Tras su paso por la comisión informativa de Hacienda este martes, los cambios en las ordenanzas fiscales están listos para salir adelante en el pleno del próximo viernes. El cambio en unos pocos artículos de los impuestos y tasas que se modifican tiene dictamen positivo y la mayoría absoluta del equipo de Gobierno es un pasaporte para su aplicación el próximo día 1 de enero.

La clave de la actualización, que es la palabra que el equipo de Gobierno prefiere para refererirse a los incrementos, es la aplicación del IPC a un importante ramillete de servicios cuyos precios están referenciados a este índice. Es un 2,7% más que se aplica a muchas tarifas.

En el lado contrario, decir que se mantienen todos los beneficios existentes en los tributos, tarifas y precios, en favor de familias con menores ingresos o para el fomento de la actividad económica. Pero, ¿baja algo?

La realidad es que no y que hay que conformarse con la congelación de los cinco grandes impuestos municipales, el IBI, la plusvalía, el impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO), el IAE y el impuesto sobre los vehículos... con matices. IBI y vehículos, los que paga casi todo el mundo y más suponen, se encuentran entre los más altos de todo el país desde hace años, así que el hecho de que no suban es una buena noticia a medias.

En cuanto a lo que sube, hay recibos importantes como el agua y la basura que pagan todos los usuarios de la ciudad; está el bus urbano, que sigue siendo de los más baratos de España y en el que la subida es anecdótica; y está el caso de la basura, que acumula tres años de subida (como el agua). Esta es la explicación para cada caso.

La tasa por la recogida de basura ha sido campo de disputa fiscal en los últimos años y es el tercero consecutivo en el que sube. El resultado es que la mayoría de salmantinos pagan más de 50 euros más al año que hace tres años en una tasa que se paga absolutamente por todo: pagan viviendas, pero también negocios, locales, iglesias, hospitales... El motivo reside en la aplicación de una ley estatal que obliga a que los servicios de recogida de residuos se paguen con una tasa no deficitaria, que además permita implantar sistemas de pago por generación y que reflejara el coste real. El consistorio culpa al Gobierno central del cambio y de su impacto en los bolsillos.

La cuota, semestral, sube un 2,7% de IPC como el resto, pero se incrementa hasta el 6% para cumplir con la ley y que no sea deficitaria su prestación.

La cuantía se adecúa en 2026 para aproximarse al coste total del servicio, que en Salamanca es uno de los contratos más caros con casi 23 millones de euros, y aplicará los dos coeficientes incorporados en 2025 (±5% cada uno), que modulan la cuota según la evolución específica de residuos por epígrafe y el avance del reciclaje a nivel ciudad. Para el 81% de los contribuyentes (viviendas), el incremento mensual será de entre 1,14 y 1,35 euros, que se suman a los 2,49 euros/mes del año pasado y los 6,48 euros anuales del anterior; más de 50 euros de diferencia al año. La factura por hogar al trimestre es de 34 euros en el centro y 26 en los barrios.

Pero es que, además, esta tasa sube para absolutamente todos los usuarios, no sólo viviendas, sino también supermercados, bares, comercios, restaurantes, hoteles, mercados, cines, aparcamientos, bancos, garajes, iglesias... y hasta el Hospital de Salamanca, que pagará 8.700 euros al trimestre.

El servicio de la ORA, el estacionamiento regulado en las calles de Salamanca, también experimenta subida, pero más sutil. Se crea una nueva tarifa de 30 céntimos día para los residentes y, más importante, ya está previsto el cobro con el futuro contrato de la zona azul y verde en más de 600 plazas de 35 calles; el incremento de recaudación será de unos 500.000 euros.

También por tercer año consecutivo, como con la basura, sube el recibo del servicio de agua y alcantarillado, que se actualiza con el 2,7% del IPC; ha subido en torno al 8% en tres años. Se paga tanto el agua potable de suministro doméstico como el agua no potable, con cuota trimestral, pago por consumo y coste de mantenimiento de los aparatos de medida, además de la depuración. Se incluye la subida también en los precios públicos de reparaciones de averías.

Durante años fue el sexto impuesto intocable, pero por segundo ejercicio consecutivo sube el precio del bus urbano... pero sólo en la teoría. El servicio sigue siendo de los más baratos del país y sólo los usuarios muy ocasionales, los que pagan el billete simple, tendrán que rascarse 1,20 euros. Suben todos los abonos, desde unos céntimos a 7 euros al año el abono anual, cantidades muy pequeñas. El bonobús especial que tienen miles de personas sigue congelado, a 3 céntimos el viaje, casi imposible agotar un saldo normal.

La subida del 2,7 de IPC afecta también a otras tarifas ligadas a compromisos contractuales, además del agua y alcantarillado; se trata de los servicios funerarios y cementerios municipales, las tasas del Mercado Central, donde se paga por m2 y metros de mostrador, y del estacionamiento del Centro de Transportes y depuración. Suben todos sus capítulos, especialmente prolijos los de los cementerios municipales: 24 horas de tanatorio son 1.229 euros, 1.200 euros una incineración, lo mismo por un traslado y 6.000 euros por 99 años de derechos de sepultura.

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