La luz y los sonidos de la Cuaresma en Salamanca
La bajada de las temperaturas no es impedimento para que los salmantinos disfruten de una variada agenda cofrade en diferentes puntos de la ciudad
La agenda cofrade se aprieta. Tras los primeros días de arranque y regreso, la Cuaresma salmantina despliega toda su artillería «pre-semanasantera» para darle a fieles y curiosos un catálogo completo de actos para todos los gustos, cada uno con su luz y su sonido. En esa ya característica mezcla de la tradición y la novedad, las iglesias, calles y teatros de la capital salmantina van acumulando y, a su vez, descontando sábados y domingos hasta llegar al Domingo de Ramos.
Cultos y veneraciones. En la iglesia de San Julián, el incienso, las velas y faroles y los rayos de sol que se iban colando por la ventana creaban la atmósfera necesaria para admirar a Nuestro Padre Jesús Nazareno en su besapiés. Atmósfera que se crearía al caer la noche en la Clerecía, añadiendo un quinteto de metales a la ecuación para la oración musical ante el Cristo de la Luz. Luz como la de las velas que alumbraban la capilla de la Cofradía del Rosario mientras se realizaba su Función Solemne en el convento de San Esteban.
Vía Crucis. Cada vez que Nuestro Pare Jesús del Perdón recorre la Prosperidad se producen nuevas miradas y antiguos encuentros. Hermanos y vecinos asisten al reencuentro de un cristo y su barrio en el Vía Crucis popular con la imagen del convento de las Bernardas, que vuelve a subir en Cuaresma por el Camino de las Aguas.
Conciertos. La Banda de Música de Alba de Tormes pone las notas musicales al décimo aniversario de la bendición de María Santísima de la Caridad y el Consuelo, titular mariana de la Hermandad de Jesús Despojado. Aforo completo para escuchar algunas de las marchas más tradicionales y conocidas de la Semana Santa salmantina y castellana, así como el estreno de la composición «Tú lo llenas todo». Un nuevo compás que añadir a la extensa melodía de la tarde del Domingo de Ramos.
Ensayos. Una desapacible jornada de domingo no es impedimento para seguir preparando el caminar de los pasos. Al frío y la lluvia se les hace frente bajo andas y parihuelas. El Zurguén y la ribera del Tormes acogen varales y trabajaderas, costales, racheos, pasos cortos y largos, zancadas, mecidas… Una fácil, interesante y esclarecedora manera de comprobar la suma de estilos que es nuestra Semana Santa.