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Con el centro casi totalmente peatonalizado, eliminado el paso del bus urbano por la Plaza del Mercado y la futura ZBE en el horizonte, Salamanca sigue dando pasos para reducir el tráfico rodado en su almendra central. La circulación ya está, sobre el papel, muy limitada a una serie de casos y supuestos que deberían reducir la circulación, pero la teoría choca con una realidad muy diferente: los 30.000 coches que ruedan a diario por el centro de la ciudad.
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El centro de Salamanca recibe un intenso tráfico diario que resulta una paradoja. Las calles de la zona histórica, peatonalizadas casi al 100%, ven circular numerosos vehículos, especialmente de transportes, pero también patinetes y bicicletas y turismos particulares. Al tiempo, la Gran Vía, eje de la futura Zona de Bajas Emisiones, sigue siendo una de las arterias con más tráfico de la ciudad.
Esa circulación se ha cuantificado por el Ayuntamiento de Salamanca y el cálculo se concreta en una cifra. Según los técnicos municipales, son 30.000 vehículos, 20.000 únicos, es decir, diferentes, que entran a las calles que formarán el perímetro de la ZBE. Eso a pesar de que ya existe un control con cámaras para el acceso a calles peatonales y el perímetro se va a controlar con la dotación de cámaras azules ya instaladas para la lectura de matrículas de entrada y salida.
Ese es el flujo que se calcula reciben estas calles a diario tras haber efectuado las correspondientes mediciones de cara a tener un cálculo para el efecto de posibles restricciones en la zona de bajas emisiones. No obstante, no las habrá hasta 2029 y para los coches más contaminantes, más de 4.000 que rondarán entonces los 30 años de antigüedad.
Eso convierte al centro peatonal, donde en teoría la presencia de vehículos debería ser reducida, en uno de los entornos con más tráfico de Salamanca. Por comparación, Torres Villarroel soporta unos 74.000 vehículos a la semana; el paseo de Carmelitas, que conecta la puerta de Zamora con la zona de los hospitales, suma unos 97.000 a la semana; el Paseo de Canalejas, en dirección plaza de España, supera los 90.000 coches en una semana; y la avenida de Mirat en sentido puerta de Zamora supera los 71.000 vehículos semanales.
Se trata, en todos los casos, de mediciones en puntos concretos, no de un área extensa con numerosas calles como es el centro peatonal; pero esos 30.000 vehículos diarios que alberga la almendra central se comparan en este caso con calles totalmente abiertas al tráfico y que concentran buena parte de la circulación. Y hay que tener en cuenta que los puntos de acceso son cada vez más limitados por las obras de peatonalización.
Esa intensidad de tráfico convive con el carácter fundamentalmente peatonal de este área, que concentra todos los monumentos y la parte más visitable de la ciudad, pero también numerosos negocios de hostelería y vinculados al turismo. El carga y descarga está regulado por una ordenanza que marca una hora límite para circular por las calles, pero no siempre se cumple, además de que se estableció un amplio horario para las entregas de paquetería.
Además, vecinos, usuarios de garajes particulares y parking, algunos de ellos con difíciles circuitos de entrada y salida, huéspedes de establecimientos hoteleros, vehículos de emergencia y transporte público y padres de alumnos de los colegios que existen en la zona peatonal y dentro del perímetro también cuentan con autorización.
De cara al 1 de enero de 2024, el consistorio trabaja a marchas forzadas en una nueva ordenanza de regulación de la ZBE, la zona restringida al tráfico que Salamanca está obligada a implantar como todas las ciudades de más de 50.000 habitantes del país. El ayuntamiento decidió en su día delimitar un perímetro que abarca, fundamentalmente, la primera vía de ronda, con todas las calles del centro histórico y peatonales.
Sin embargo, ese 1 de enero no habrá restricciones reales a la circulación. La intención municipal es que no se limite la circulación de vehículos contaminantes hasta 2029 y se hará sólo para los que no tengan etiqueta de la DGT, los tipo 'A'. El consistorio ha usado la facultad que le permite el reglamento para marcar sus propios plazos y normas.
Los técnicos de tráfico también han medido el impacto que tendría haber limitado la entrada de los vehículos más veteranos de manera inmediata. Según sus cálculos, sólo el 5% de esos vehículos tendrían prohibido circular en el centro si se establecieran restricciones, lo que dejaría fuera a unos 1.500 coches y furgones contaminantes, contando con que vecinos que vivan en la zona restringida y todos los que cuentan con autorización estarían fuera del cálculo.
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