La tienda de repuestos para coches en Salamanca, con seis décadas de historia, que cambia de ubicación

En el mostrador lucen orgullosos una lona que reza «más de 60 años a su servicio». Cuando se inauguró este negocio irrumpía con fuerza el 600, el 124 o el Renault 4. Ahora esos son los denominados 'clásicos' y lo que Repuestos Matías trataba como novedad, ahora admira con excepción. Eso explica que, igual que esos coches, este negocio de más de seis décadas tiene mucha historia. La empresa fue fundada por Isabelino Matías como una tienda de recambios de automóviles y también como taller. «Mi padre abrió en 1962 en la Avenida de la Paz con la ayuda de mi abuelo», comenta Miguel, la segunda generación y actual propietario del negocio.

Él ni siquiera había nacido cuando esta tienda de repuestos empezaba su andadura, por eso, sus primeros recuerdos están entre tuercas. «Estudié pero no me gustaba mucho y al final me dediqué a esto. He estado toda la vida aquí y mi idea es jubilarme aquí», asegura. Su padre, que falleció el pasado año con 90 años, estuvo en el comercio hasta los 72. Y es que, parece un imán del que cuesta despegarse. «Antes no tenías horarios, estabas porque había que estar y me alegro de haber podido compartir todo ese tiempo con mi familia, estaba muy a gusto», recuerda Miguel.

Ahora intenta transmitir esos valores a los seis trabajadores que mantienen a la empresa con el matiz familiar. «No habrá tercera generación, yo tengo ya 60 años y aunque no pienso en jubilarme, el legado lo seguirán ellos», explica. Ahora se encuentran en el Paseo de Rector Esperabé y pronto, se mudarán a una nueva nave en el Polígono de El Montalvo. Seguir dando pasos hacia adelante y mantenerse como referencia. «Tenemos una oferta muy amplia, mucha variedad de recambios para maquinaria agrícola, camiones y turismo», explica.

Además, presumen de contar con una «gran experiencia en fabricación, montaje y adaptación de latiguillos de alta y baja presión, diseño de sistemas hidráulicos y reparación de zapatas de frenos, discos de embrague, eslingas de elevación en diferentes materiales y formatos». Una especialización que también han tenido que ir sumando con el paso del tiempo. «Mi padre no podría imaginarse cuando abrió la tienda que los coches tendrían la electrónica que tienen ahora», asegura. Y, para afrontar ese cambio, «tenemos a la gente joven que sabe tirar de eso», ríe.

Después de más de seis décadas, echar la vista atrás supone revivir cientos de momentos: algunos muy buenos, otros no tanto, y otros que todavía aceleran el corazón. En 2022 sufrieron un incendio que pudo terminar en tragedia y Miguel, al recordarlo, se le sigue erizando la piel. «Fue en un local un poco más arriba hace tres años, arrancando un coche antiguo», recuerda. Al echar la gasolina al carburador, saltó una chispa que alcanzó a un trabajador y se prendió además un sofá. «¡La que se podía haber liado!», exclama Miguel.

Pasa el tiempo y todavía lo tiene muy presente. «No se lo recomiendo a nadie, salí a buscar extintores cuando tenía tres en el local. No piensas, actúas», asegura. Un susto del que, afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales graves y se recuperaron pronto de los daños materiales.

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