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El grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Salamanca ha quedado disuelto este lunes tras el último movimiento en la guerra que se libra en la política de la ciudad entre el grupo crítico con la dirección del partido, una iniciativa que ya se ha extendido al ámbito nacional, y la oficialidad que representan Abascal y los mandos provinciales nombrados por el líder del partido.
Una resolución de la secretaría general municipal sitúa a los dos concejales del grupo crítico con el partido en la categoría de los no adscritos, mientras que al anterior portavoz lo incluye en un denominado grupo mixto de la corporación. Una distinción que tiene algunas consecuencias y que los dos concejales 'díscolos' no comparten en su totalidad, y que además significa su expulsión de facto como representantes de Vox, aunque ninguno de los dos es afiliado.
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El área jurídica del ayuntamiento ha dado a conocer este lunes a los interesados una resolución con varios puntos. El documento viene del área se secretaría general y, según ha podido saber este medio, ya tiene firma del alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo.
Esta resolución es la consecuencia directa de lo ocurrido hace tres semanas, cuando internamente el grupo municipal decidió expulsar a su entonces portavoz, Ignacio Rivas, y relevarle en la portavocía con los votos de dos concejales disconformes; días después desvelaron que sospechaban el uso indebido de fondos del grupo municipal para beneficio del partido, algo que Rivas habría «tolerado». A este movimiento respondió la dirección provincial de Vox solicitando que se reconociera a Rivas como único concejal del partido y que se tomaran las medidas correspondientes.
La decisión forma parte de la guerra abierta entre una corriente crítica con la dirección nacional del partido, iniciada en Salamanca y que se ha extendido a otras provincias y territorios; este fin de semana pasado, incluso, se ha producido una reunión de cargos a nivel nacional que han denunciado la deriva del partido al que consideran un «conglomerado de chiringuitos».
En la resolución se comunica a los interesados que Alejandro Pérez de la Sota y María Carpio pasan a ser considerados concejales no adscritos. Que el grupo municipal Vox, constituido con ese nombre al comienzo de la legislatura por tres concejales, queda disuelto. Y que el hasta hace unos días portavoz, Ignacio Rivas, pasará el grupo mixto.
Esta es una de las claves de la postura legal adoptada por el ayuntamiento en esta cuestión. Vox habría comunicado al consistorio que sólo reconoce como representante del partido en la corporación a Rivas, lo que determina las consecuencias de esta decisión. Por un lado, el paso de De la Sota y Carpio al grupo de los concejales que no tienen grupo, los no adscritos. Eso supone la expulsión de facto de Vox de ambos concejales, que no tienen carné de militantes y a los que no puede echar, pero que quedan fuera de la órbita del partido, aunque tienen derecho a conservar el acta de concejal ya que es personal.
Según el reglamento orgánico municipal, «los concejales que causen baja en el Grupo Municipal en el que estuvieran integrados adquirirán lacondición de Concejales no adscritos» (artículo 36,1) motivo por el cual se encuadra a De la Sota y Carpio en ese grupo. En el caso de Rivas, y dado que no puede formar grupo (hacen falta dos concejales) quedará integrado en el Grupo mixto.
Rivas seguirá siendo el único concejal afecto a la formación Vox, con lo que pasaría al grupo mixto, en el que es el único concejal en la actualidad ya que no hay ninguno más en el pleno en esta situación. Eso supone una cierta diferencia de trato que estriba en el hecho de que Rivas sí figuraría como concejal de una formación, pero sin posibilidad de formar grupo propio, para lo que haría falta un segundo concejal.
En el grupo mixto podría conservar la dedicación exclusiva que se le asignó a Vox al inicio de legislatura, una remuneración de sueldo y cotizaciones asumida por el ayuntamiento; y también la asignación a los grupos políticos, pero no los puestos de asesores pagados por las arcas municipales.
Por contra, los concejales críticos se tendrán que ir al grupo de no adscritos, un 'purgatorio' de las sesiones municipales en el que tendrán más limitadas sus intervenciones. Sí podrán seguir asistiendo a comisiones informativas, cobrarán por comisiones y plenos, pero no podrán tener asignación como grupo ni apoyo de asesores.
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