La carretera mal señalizada en un pueblo de Salamanca que reabre: «Irresponsable medida»

Después de 75 días de retraso y más de seis meses cerrada, la carretera que une Retortillo con Boada ha quedado abierta al tráfico, al menos, de forma provisional. Y lo hace cuando todavía está sin terminar la obra prevista como se aprecia en las imágenes que manejan los vecinos, algo que apunta a que los trabajos seguirán todavía.

Según fuentes vecinales, en la tarde del viernes los obreros de la empresa que ejecuta desde junio los trabajos de ensanche y refuerzo de firme de la carretera de la diputación de Salamanca DSA-443 entre Boada y Retortillo han retirado las señales de carretera cortada y está abierta al tráfico sin restricciones.

La decisión llega tras las quejas en el municipio por la demora de la obra. Iniciada en junio con un plazo de 4 meses, tenía que haber terminado el 23 de septiembre según los cálculos vecinales, pero llegada esa fecha no estaban finalizadas. Además, ha habido problemas como la señalización errónea o las dificultades para las comunicaciones. Los vecinos entienden que como mal menor, permiten el tráfico en unas condiciones peligrosas para la circulación.

La obra, proyectada por la Diputación de Salamanca, ha obligado a hacer un gran rodeo durante meses. En vez de los 4,5 kilómetros del trayecto entre Retortillo y Boada había que hacer un itinerario alternativo recomendado. El complejo desvío obliga a dar un gran rodeo de 16 kilómetros realmente incómodo y que complica la comunicación.

Sin embargo, este viernes por la tarde, para sorpresa de los vecinos, se abría a la circulación. Una de las quejas más extendidas es que no se dejaba circular bajo ningún concepto ni situación, lo que provocaba incomodidades por el largo rodeo que había que dar.

Ahora, la carretera vuelve a estar abierta, pero las obras no están terminadas. Hay señalizaciones y estructuras que indican que el trabajo no ha finalizado, pese a lo cual se deja circular, no sin cierto peligro por la elevada altura entre la cota de la calzada y los terraplenes.

Según los vecinos, se ha abierto sin terminar la señalización. Han puesto las más visibles y faltan otras que deberían señalizar alcantarillas y asegurar la seguridad de los desplazamientos.

Los anexos a la carretera están sin terminar y presentan un serio peligro para cualquier vehículo que salga del aglomerado. La maquinaria está en el mismo sitio para continuar el martes con los trabajos.

Según denuncian los vecinos, lo que han pretendido con esta «irresponsable medida», denuncia Jesús Cruz, es paralizar el reloj en 74 días de retraso en abrir al tráfico la carretera.

En las últimas semanas, los vecinos han recrudecido sus quejas. A finales de noviembre aparecieron mal puestas las señales en el acceso al casco urbano de Retortillo. Tal y como quedó puesta, indica erroneamente. Si la seguimos, resulta que el casco urbano empieza y finaliza en el espacio de poco más de un metro y que primero se sale y luego se entra.

Además, se ha mantenido señalización de obra que indica el desvío alternativo, que no todo el mundo usa. El impacto para las 174 personas censadas es importante.

Desde que empezó la obra, el bus de línea ha dejado de pasar porque iba por Boada y ahora no puede hacer ese trayecto; la solución propuesta es hacer uso del transporte a la demanda. También se ha complicado la visita del médico al consultorio local, una ruta en la que también interfiere la obra. El médico va, pero no como antes que compartín el mismo que Boada: ahora lo tiene en su ruta el de Martín de Yeltes.

Y para los trabajadores del cercano balneario ha supuesto hasta 7.000 kilómetros más para acudir durante la temporada de verano a su puesto de trabajo. Además, todos los servicios, de las tiendas al centro de salud o la oficina comarcal de agricultura, se encuentran en La Fuente de San Esteban y el viaje también se complica.

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