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El futuro de la estación de esquí de La Covatilla está más en entredicho que nunca. A estas alturas, el año pasado ya pudo abrir en una de sus fechas más tardías, pero este 2024 la nieve no está ni se la espera y la estación bejarana sigue cerrada y es más noticia por vientos e incluso altas temperaturas que por la nieve y el frío. Las altas temperaturas y la falta de nevadas son su problema más grande a futuro porque el cambio del clima va a privar a este punto de la sierra del elemento imprescindible hasta el punto de que, a finales de este siglo, no se podrá hacer esquí en sus pistas más que una semana al año.
Así lo manifiesta un estudio de Aemet que analiza el futuro de las estaciones de esquí españolas en función de la evolución de la cantidad de nieve y otros parámetros climáticos, que incluye datos de La Covatilla. Utilizando datos del programa Copernicus, se evalúan indicadores clave como la duración de la temporada de esquí, la acumulación de nieve y las horas propicias para fabricar nieve.
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Este conjunto de datos proporciona indicadores meteorológicos y de nieve para Europa, caracterizando las condiciones operativas de los complejos turísticos de esquí invernal bajo escenarios climáticos pasados y futuros. Para evaluar el impacto del cambio climático, los modelos se ejecutan para cuatro escenarios climáticos diferentes: el clima desde 1950 hasta 2005 y tres Rutas de Concentración Representativa (RCP) desde 2005 hasta 2099.
Estos escenarios incluyen el RCP2.6, un panorama muy optimista de emisiones con reducciones significativas más allá de 2020; el RCP4.5, otro escenario optimista con disminuciones proyectadas a partir de 2040, generalmente considerado el más probable; y el RCP8.5, el escenario más pesimista, caracterizado por un aumento desmesurado de las emisiones a lo largo del presente siglo.
-55% días de apertura
con la previsión de temperaturas y nieve para 2040
Sobre esa base, la agencia meteorológica hace sus previsiones de funcionamiento para las estaciones de esquí de aquí a 2080, con el resultado de una importante reducción que se nota especialmente en La Covatilla. Las mayores reducciones en términos porcentuales tienen lugar en el Sistema Ibérico, Sistema Central y Cordillera Cantábrica alcanzando valores del 30-40% en el escenario RCP4.5. Al tratarse de un término medio, existirán años concretos en que la duración sea todavía menor.
Sin embargo, en el caso de la estación bejarana su reducción es todavía mayor. Según los datos de Aemet, la temporada media de esquí en La Covatilla entre 1986 y 2005 consta de 78 días de apertura; la cifra más cercana, la del año pasado, es muy inferior con una campaña de cerca de 40 días.
En los escenarios intermedios de aumento de contaminación y temperaturas la temporada se reducirá entre un 23 y un 55%; y en el escenario más adversos, la reducción será del 92% de días de esquí sobre la media de 1986-2005, que en la actualidad ya es mucho menor. En días de apertura se reduciría de 78 a 6 con lo que, en realidad, habrá muchos años en los que la estación no pueda abrir.
Con todo, el peor escenario es uno de los más cercanos. Con la previsión de 2040, el número de días de apertura de la estación bejarana se reduciría un 55%, de los 78 teóricos a 35; o de los 30 reales de esquí a la mitad, insuficientes para asegurar su viabilidad ya muy comprometida.
La estación de esquí bejarana abrió su última temporada de nieve el 31 de enero de 2023 y la finalizó el pasado 31 de marzo, con 70 días en total, de los cuales 68 días han permanecido abiertas las instalaciones. Sin embargo, no todos fueron de pistas abiertas y la mayoría de días fue con sólo la zona de debutantes disponible.
Con estas cifras, la estación bejarana será la más afectada por la falta de nieve asociada al aumento de temperaturas y emisiones. Y aunque la proyección es a 2080-2100, la realidad es que parte del impacto ya se está viendo. El año pasado la estación bejarana recibió importantes precipitaciones, pero sólo nevó ocho días en todo el invierno por culpa de las temperaturas y el aire subtropical.
El clima va a ser cada vez menos propicio para las nevadas. En diciembre de 2022, por ejemplo, se superaron los 300 litros de precipitaciones, pero fueron en forma de agua. Y cada vez hace más calor: en agosto tuvo más de 22 grados de mínima e igualó un día la de Cádiz.
La estación bejarana sufre carencia de nieve desde hace años como consecuencia del aumento de temperaturas que ha provocado también la retirada de glaciares. El fenómeno tiene que ver con las temperaturas de todo el Otoño, las mismas con las que está empezando el Invierno y que esta semana se espera que suban significativamente. Una situación que determina por qué pese a las muy abundantes lluvias caídas en la zona todavía no ha nevado de manera significativa.
La razón está en las situaciones sinópticas responsables de estas lluvias tan notables en el Sistema Central, generalmente borrascas a baja latitud, que impulsan con flujo del suroeste masas de aire templadas y cargadas de mucha humedad (aire subtropical), es decir, llueve mucho pero nieva poco o nada.
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