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Gran éxito del Proyecto Arraigo en la Mancomunidad de Vitigudino. El citado proyecto, que lleva varios meses destinados a repoblar parte de la provincia de Salamanca con trabajo y casa con alrededor de 20 personas urbanitas, ya tiene a 14 personas correspondientes a Cuatro familias viviendo en pueblos de Salamanca. Las localidades son Ahigal de Villarino, Brincones, Cipérez y Peralejos de Abajo de la Mancomunidad de Vitigudino y además también Villavieja de Yeltes, que cuenta con una famalia.
El proyecto ya tiene a 14 inquilinos de estas 20 plazas que se pretendían cubrir inicialmente: las seis aún disponibles aún confían en ser cubiertas por parte de los técnicos que trabajan para la organización.
¿Y a qué se dedican los nuevos vecinos de la Mancomunidad? Pues desde una familia que se está dedicando al cuidado de personas mayores, otra a la hostelería y consultando opciones también en la ganadería... Incluso otra persona ni siquiera ha necesitado trabajo para instalarse en la zona.
Una de las familias está compuesta por Irene Carolina, su marido -ambos de origen venezolano- y su hijo de 11 años. Proceden de la zona de Almería, llegaron en junio y han puesto en marcha un bar desde julio en Villares de Yeltes, localidad que aunque no está dentro la mancomunidad de Vitigudino, la oportunidad de negocio para esta familia ha surgido allí.
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Irene es diseñadora gráfica de profesión y se define como «amante culinaria de toda la vida. Me encanta cocinar», en declaraciones facilitadas por Proyecto Arraigo. Su esposo, José Miguel, tiene experiencia en el trabajo del campo, especialmente en el regadío.
La familia de Irene conoció Proyecto Arraigo a través de las campañas realizadas a través de nuestros medios de información. «El proceso de arraigo ha sido maravilloso, de la mano de los técnicos Javier y Marlon», que se han encargado de dar a conocer los pueblos. El matrimonio, de origen venezolano, ha llegado para hacerse cargo de un bar restaurante en la localidad: «Estamos muy contentos por la calidez con la que nos han acogido», expresa la arraigada.
«Queremos hacer un cambio de vida, para nosotros y para la comunidad», por eso en su negocio quieren ofrecer «un lugar familiar», donde todos los vecinos de los pueblos de la zona puedan disfrutar de un lugar donde acudir a comer y, también, a construir comunidad. «Estamos muy contentos», termina Irene.
El Proyecto Arraigo, como detalla la organización, nació en el año 2017 con el objetivo de ser puente entre el mundo rural y las personas que viven en entornos urbanos y quieren realizar un cambio de vida. Nuestra misión consiste en acompañar y asesorar, por un lado, a personas y emprendedores que buscan ese cambio, y, por otro, a ayuntamientos y otras entidades rurales en su estrategia de desarrollo atrayendo a nuevos pobladores y apoyando el bienestar de su pueblo o comarca.
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