La mujer acusada del asesinato de su hija Olivia se suicida en la cárcel de Asturias

La pequeña Olivia, de seis años, murió a finales de octubre de 2022 después de ingerir un cóctel de tranquilizantes y analgésicos mezclados en leche con cacao. La ingesta tuvo lugar apenas un día después de que la jueza concediese su custodia al padre, lo que habría motivado que la madre, Noemí M. L., decidiese acabar con su vida. «Antes de dársela a él, la mato», le escribió en un mensaje de texto a su propio hermano.

Fue él quien, desde Segovia, alertó a la Policía en Gijón. Los agentes se personaron en el domicilio de la avenida Gaspar García Laviana en la que ambas vivían de alquiler desde hacía pocos meses y descubrieron el cadáver de la pequeña. Yacía sobre una cama y junto a él se encontraba su madre, que supuestamente había ingerido medicamentos, si bien, según los estudios médicos, su vida nunca llegó a estar comprometida.

La autopsia realizada al cadáver de la pequeña Olivia reveló el que había ingerido el triple de fármacos de una dosis que ya habría resultado letal para sus 20 kilos de peso. En el cadáver de la niña fueron halladas «grandes cantidades» de lorazepan -una fármaco sedante y ansiolítico- y, en una dosis menor, pero también mortal, dexketoprofeno trometamol, comercializado bajo el nombre de Enantyum y que se utiliza para el dolor agudo. Su muerte se produjo un día antes de que los agentes la encontrasen en su casa, muerta al lado de su madre.