Brazaletes blancos como escudo ante la violencia en el fútbol salmantino: «Nos da seguridad»

Dicen que todo español y aficionado al fútbol tiene un entrenador dentro. No hace falta irse muy lejos para hacer cierta tal demostración. Tampoco para ver superar límites contrarios a los valores deportivos. Salamanca no es una excepción, de hecho y por desgracia, llega a ser una demostración de en lo que el fútbol se ha convertido desde las esferas más altas hasta el fútbol base. Con pena se ha asistido a un recital de noticias en las que agresiones físicas o verbales, insultos al árbitro o incluso peleas entre aficionados han forzado a suspender partidos y necesitar de presencia policial.

Sin irnos muy lejos, el pasado 13 de abril, fue suspendido en Salamanca un encuentro de juveniles después de que una persona sacara un cuchillo de grandes dimensiones en la grada para amenazar a personas del conjunto rival. Este 28 de abril, un nuevo episodio que lamentar. El colegiado Alejandro Obeja, en un partido de Tercera Juvenil Provincial, tuvo que suspender el choque por un intento de agresión. Tras expulsar a un jugador visitante en el minuto 90, este futbolista intentó pegar al colegiado. Dos ejemplos que llegan a quedar en segundo plano, ante el suceso en Zamora, en el que un árbitro menor de edad fue agredido, amenazado de muerte y terminó en el hospital.

Todas estas circunstancias han llevado al Comité de Árbitros de la Real Federación de Castilla y León de Fútbol a facilitar brazaletes blancos a todos los colegiados menores de edad en la comunidad, con el objetivo de «evitar las últimas agresiones verbales y físicas». «Una medida de sensibilización e información para cualquier participante y espectador de fútbol base, ante cualquier violencia verbal o física», como se informaba en un comunicado.

Con un motivo negativo detrás, pero mirando hacia adelante con «optimismo» y mayor «seguridad», los brazaletes han llegado hasta los campos charros. No con orgullo, pero sí con decisión, tanto Bayón como Iker, dos árbitros menores de edad salmantinos, han salido esta mañana al césped del Vicente del Bosque, portando un símbolo, una seña, una advertencia a todos los que están en gradas, banquillo o que les acompañan corriendo por el terreno de juego. Es un 'no' a la violencia ante los más vulnerables.

Su peso, en el sentido figurado de la palabra, acarrea situaciones límite de un comité, y ante problemas reiterados, soluciones rápidas. «Se necesitaban estas medidas», señala Iker. «Este brazalete es bueno para todos aquellos que quieran comenzar, que no tengan miedo, son situaciones que no suelen pasar, pero con esto deben ocurrir todavía menos», completa su compañero Bayón.

Ellos no han tenido que enfrentarse a este tipo de situaciones «límite», pero sí han llegado a normalizar ciertos insultos en su día a día, con la decisión de poder aplicar el protocolo anti violencia. «Te llaman tonto, pero no crees que por eso tengas que parar el partido», explica. «Hay cosas que parecen normales dentro del fútbol».

¿Qué sienten o han llegado a sentir como foco de agresiones dentro de un deporte que pretende enseñar unos valores contrarios? «Es una vergüenza. Que llegue a entrar la Guardia Civil o que se tengan que llegar a suspender partidos es una auténtica vergüenza. Solo venimos a hacer nuestro trabajo, incluso un hobby. Somos humanos y podemos fallar. Es una vergüenza», reiteran.

«Nos aporta seguridad. Indica que somos menores y que deben tener más cuidado a la hora de insultar», apunta Iker.

«Es cierto que aporta seguridad», continúa Bayón, aunque hay un 'pero': «Seas mayor o menor de edad, los insultos, la violencia y la agresividad es igual para todos. Habría que erradicarlo directamente, da igual que seas mayor o menor edad. Es cierto que aporta una seguridad extra».

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