El bar de Tejares que nació cuando aún era un pueblo y cuenta con caseta en fiestas

Hay veces que un nombre no dice nada, y otras que el nombre lo dice todo. Es el caso de un bar del barrio de Tejares de toda la vida: el Cuatro Hermanas. La denominación de este establecimiento ya denota el matiz familiar que querían destacar y es que cuando lo cogieron los abuelos de Juan -actual dueño del local- en 1955, sabían que pasaría de generación en generación. «Mis abuelos tenían cuatro hijas, una de ellas mi madre, por eso lo llamaron así», comenta.

Aquel matrimonio serrano cogió el traspaso de lo que era el Restaurante Marcelina. «Es probable que esto lleve funcionando más de cien años», asegura Juan. Aunque son siete décadas las que cumplirá la familia detrás de esta barra. En el caso de Juan, la tercera generación, toda una vida entre los chascarrillos de un bar. «Era el juguete de los clientes, recuerdo bajar al bar todos los días a ver a mi madre, a mis abuelos, a mis tías...», apunta emocionado. Vinculado a la hostelería desde pequeño, se mantuvo unido al sector cuando creció. «Me puse a trabajar por el centro y un día decidí que para qué iba a trabajar con nadie pudiendo trabajar aquí», asegura.

Esa decisión la tomó hace ya 32 años. Tres décadas detrás de la barra sumadas a la mirada de un niño que correteaba entre las mesas del bar hacen de Juan un buen testigo de cómo ha evolucionado la hostelería en los últimos años. «Antes los negocios eran familiares y la clientela parte de la familia», asegura. «Recuerdo que, durante mi infancia, en las tiendas de los barrios se fiaba, ahora ya es impensable», añade. El comercio local ha cambiado mucho «y muy rápido» pero el bar Cuatro Hermanas ha conseguido «luchar» para adaptarse a un ritmo mucho más dinámico.

No sólo son testigos después de 70 años de la evolución del sector sino también de su propio barrio, que un día fue pueblo. El 4 de noviembre de 1963 se extinguía como municipio y su territorio se incorpora a Salamanca. Aquel día, con un café, seguro que algunos vecinos comentaban la anexión. No ha sido el único debate que ha rondado en el Cuatro Hermanas.

La carretera general de Portugal pasaba por la puerta del bar. «Cualquier persona que fuera del norte hacia el sur tenía que pasar obligatoriamente por esta carretera», asegura. Durante la temporada estival, el tráfico resultaba más intenso. «Recuerdo de niño cuando los franceses iban a Portugal, se formaban unas caravanas terribles», añade Juan.

Un histórico en la hostelería de Salamanca y también en la Feria de Día. Y es que el Cuatro Hermanas lleva alrededor de veinte años con caseta en la capital. «Me preocupé por hacerlo bien porque lo considero un escaparate de la imagen del bar. Quiero que la gente se pregunte: ¿y esto dónde está?», asegura Juan. Con esa idea se decidió a probar en la semana grande de la ciudad y continúa, aunque adaptado a los cambios que también ha experimentado la Feria de Día. «Los primeros años tenía una barra de 20-25 pinchos que elaboraba allí, ahora nos lo han limitado a 3-4», apunta.

La participación de la hostelería de la ciudad también ha pegado un bajón considerable. «Hemos estado casi cien casetas», contextualiza Juan. Este año son 24 los establecimientos que ofrecerán su pincho en cinco localizaciones de la capital. «Creo que tenemos mucho que mejorar», concluye.

Es difícil que una actriz reconocida haga parada en un bar de barrio. Pero puede pasar. Es raro que el camarero no la conozca. Pero también puede pasar. Lo que es más improbable que ocurra es que haya un cruce de chistes entre ellos. Es lo que le ocurrió a Juan con la artista Hiba Abouk. «Les dije: 'son 25' y me contestó 'por el culo te la hincó' a lo que respondí entre risas 'si no es de un salto es de un brinco y si no de dos, que entra mejor'», recuerda.

Lo curioso resultó cuando decenas de personas comenzaron a pedirle fotos. «Me dice un compañero: 'pero, ¿no sabes quién es?'», apunta. Una divertida anécdota que, desde la inocencia, forma parte ya de la historia del Cuatro Hermanas.

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