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Su silueta, con cola ahorquillada y alas estrechas y largas, es una de las más abundantes sobre el cielo de Salamanca durante el verano. Casi siempre van en grupo y se escuchan sus chillidos repetitivos. Estamos acostumbrados a verlos desde abajo, no en vano casi todo su ciclo vital se desarrolla en vuelo. La excepción es el tiempo que pasan en el nido, cuando son más frágiles. Sin embargo, las olas de calor estivales son responsables de que muchos ejemplares, tanto adultos como pollos, terminen en el suelo.
El Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) Las Dunas es el lugar al que llegan muchos de los ejemplares recogidos cada verano tanto en la ciudad como, cada vez más, en la provincia. Jaime Tejedor, técnico responsable del centro, afirma que en los últimos años han sido entre 250 y 300 el número de los que se han ocupado cada temporada. Este año ya van por más de 120, la mayor parte de ellos de la última semana de junio, cuando las temperaturas subieron de repente.
Cuando caen al suelo, los pollos no tienen posibilidad de sobrevivir y los adultos, desfallecidos, están expuestos a muchos peligros. Por ello es importante recogerlos para poder ayudarles.
Salen de paseo con la fresca a tomar algo en a partir de las 9 de la tarde y se encuentran un vencejo en el suelo. Muchos están en el barrio del Oeste o en los alrededores de la Plaza Mayor. Esa es la descripción común que comparten muchas de las personas que rescatan vencejos en Salamanca y los llevan a Las Dunas. Muchos llaman preocupados preguntando: ¿Qué debo hacer?
Antes de actuar, detallan desde el CRAS, debemos asegurarnos de que lo que estamos recogiendo es realmente un vencejo. Si nos equivocamos podemos estar recogiendo el pollo volantón de otra especie que esté haciendo prácticas de vuelo bajo la supervisión de sus padres y hacer más daño que beneficio.
Una vez seguros, debemos comprobar si se trata de un adulto o de un pollo. Los adultos, explica Jaime, tienen las plumas totalmente desarrolladas y sin cañones. Si es así, las alas sobresaldrán unos dos dedos por detrás de la cola, que estará perfectamente formada y ahorquillada.
En ocasiones los adultos, tras pasar un rato en la sombra refrescándose o tras hidratarse pueden volver a volar sin problema. En alguna ocasión han recibido en Las Dunas a algún ejemplar que no ha necesitado más que ese descanso para volver a quedar libre.
Por eso, recomienda darle al ave la oportunidad de salir volando, dejándolo libre en un espacio despejado, como puede ser la parte más elevada de un parque. Sólo hay que dejarlo en la palma de la mano extendida y hacer un ligero amago de impulso para que si el ave está sana pueda salir volando. En cualquier caso no hay que lanzarlo ni intentar la operación desde una ventana alta. Eso podría causarle un traumatismo e incluso la muerte si no está preparado para volar.
Si se trata de un polluelo o un ejemplar herido, lo mejor será llevarlo directamente al CRAS Las Dunas, en Cabrerizos, o contactar con ellos telefónicamente o por whatsapp en el 639 44 97 32.
Aunque nuestro primer impulso sea intentar darle agua o alimento, especialmente si va a pasar la noche con nosotros antes de llevarlo o que sea recogido, eso no es recomendable. Tampoco mojarlo.
Tratar de darles agua es peligroso porque puede entrarles alguna gota en el sistema respiratorio y tendrán una muerte larga y agónica. Por eso no se debe, ni introducir su pico en el agua ni meterle el agua dentro del pico. Se puede poner una gota de agua delante de la punta del pico para que pueda beber y si la toma, repetir la operación con frecuencia. Cuando el ave está deshidratada, se puede notar que sus ojos están hundidos.
En cuanto a la alimentación, hay que tener en cuenta que sus pequeños cuerpos están preparados para pasar incluso un día sin comer. Sus padres no siempre encuentran la cantidad de insectos adecuada para alimentarlos con mucha frecuencia. Y si bien son resistentes en este sentido, hacerles comer algo que no sean insectos puede causarles la muerte aunque no sea de forma repentina. Por eso jamás debe dárseles pan, pasta de cría o cualquier otra cosa que no sean insectos. En el CRAS los alimentarán con tenebrios que matan previamente introduciéndolos en agua templada.
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Para proceder al traslado del animal o para mantenerlo hasta la entrega, lo mejor es una caja de cartón. Las de zapatos son perfectas. Nunca jaulas, en las que se les pueden dañar las plumas, impidiendo que sean libres hasta que se hayan regenerado. Si éstas no están en buen estado a tiempo para emigrar en invierno, puede significar su muerte, porque estas aves no pueden vivir en cautividad.
A Las Dunas llegan pollos de todas las edades. Algunos están muy desarrollados y pueden ser liberados en menos tiempo, pero estos días ha llegado alguno casi sin plumas, lo que significa que pasará bastante más de un mes hasta que sea capaz de volar.
Si en el rescate se han seguido todos estos consejos, es muy probable que haya éxito y que cuando esté en las condiciones adecuadas de salud y crecimiento, puedan ser libres. Justo lo que su rescatador o rescatadora desea cuando lo lleva al centro y en lo que el equipo del centro pone todo su empeño.
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