El Mariquelo asciende a lo más alto de la Catedral Nueva y pide «por los niños víctimas de la guerra»

Como cada 31 de octubre, Salamanca ha vuelto a mirar hacia lo alto de la Catedral Nueva para seguir con emoción el ascenso de Ángel Rufino de Haro, 'El Mariquelo', quien un año más ha subido hasta la campana de 'María de la O' en la torre de la Catedral Nueva.

A pesar de la expectación generada por su anuncio de que soltaría un halcón «símbolo de fuerza y libertad», El Mariquelo decidió finalmente no hacerlo tras la polémica surgida con SEO-Salamanca y las autoridades ambientales, que rapidamente encendieron las alarmas y desaconsejaron la acción por motivos de conservación.

Sin embargo, el folclorista sí liberó la tradicional paloma blanca «para llevar la paz al mundo», insistiendo en que «la paz puede y debe existir en el mundo». Desde lo alto de la torre, ha pedido por los niños que sufren las consecuencias de las guerras y por quienes viven enfrentamientos crueles que «no respetan ni siquiera a los más pequeños». En este contexto, ha recordado que nadie puede permanecer indiferente antes esos niños que necesitan una ayuda urgente e imprescindible«.

También ha dedicado sus palabras a las víctimas de desastres naturales y ha invitado a la reflexión colectiva recordando que «la naturaleza nos está avisando, no hagamos oídos sordos. Es tiempo de acogida para todas aquellas personas que han perdido su hogar».

Igualmente, El Mariquelo ha pedido especialmente por los enfermos de párkinson y sus familias, reclamando «recursos públicos suficientes para la investigación, terapias e infraestructuras adecuadas para todos» y ha tenido un emotivo recuerdo para los niños que luchan contra el cáncer: «Esos pequeños gigantes que no se rinden y tanto nos enseñan». Les ha dedicado tanto a ellos como a sus familias palabras de admiración y esperanza, recordando que «ellos son y serán siempre el futuro».

En un discurso cargado de simbolismo, el folclorista salmantino ha reconocido que «las guerras que vivimos hoy hacen que perdamos la esperanza, pero la esperanza es lo último que se pierde». Así mismo ha proclamado «que Salamanca siga siendo ejemplo de unión y solidaridad» ante los aplausos de los cientos de asistentes que, como cada año, se han vuelto a congregar al pie de la Catedral para presenciar el acto que ha finalizado con el sonido de la gaita y el tamboril.

La labor de 'El Mariquelo' ha recaído en Ángel Rufino de Haro desde 1987 de forma ininterrumpida. El folclorista salmatino fue quien recuperó una tradición que se inicio cuando en el marco del terremoto de 1755 la población, asustada, se refugió en la entonces recién construida Catedral, finalizada en 1733.

La construcción permaneció casi intacta tras el suceso, aunque algunas figuras de su fachada se hicieron añicos al caer al suelo. Pero el daño más importante lo sufrió la torre, que quedó desde entonces ligeramente inclinada y debió reforzarse en varias ocasiones por temor a que se derrumbara.

La familia que vivía en el interior de la Catedral era conocida como 'Los Mariquelos' y fueron ellos los encargados de esta labor durante años, hasta 1976 cuando el último miembro de la familia subió, tras lo que la costumbre se perdió hasta que fue retomada por Rufino de Haro.

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