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El salmantino Alberto Miguel, Policía Nacional, de voluntario en Paiporta. SH

El policía salmantino en la zona cero de la DANA: «Es imposible contener las lágrimas»

Alberto Miguel se ha trasladado como voluntario a Paiporta, una de los puntos más afectados por la DANA

Laura Linacero

Salamanca

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 19:15

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Nunca hubiera imaginado cumplir 43 años en medio de una catástrofe sin precedentes en España. Es su cumpleaños y, si pudiera pedir un deseo, seguramente sería que nada de lo que están viendo sus ojos fuera real. El salmantino Alberto Miguel, Policía Nacional en Madrid, se ha trasladado hasta el punto cero de la tragedia como voluntario para ayudar a quien ahora lo necesita. Debería de estar con su pareja que tenía prevista una celebración con sus amigos pero no podía festejar nada. No en estas circunstancias. «Veía la televisión y lloraba, sentía que tenía que estar allí, es mi vocación», asegura.

«Olvidaos de lo que veis en televisión, lo que está pasando aquí es mucho peor»

No habrá tarta, ni globos, ni regalos. Pero sí velas. Ha clavado en el lodo el número 4 y el 3 en Paiporta. Un cumpleaños que no olvidará jamás. «Mi familia me conoce y entiende que me haya querido ir a Valencia a ayudar», explicaba. Si era duro verlo a través de una pantalla, la realidad es mucho más aterradora. «Olvidaos de lo que veis en televisión, lo que está pasando aquí es mucho peor», añade. Y es que con los ojos se aprecia «la mirada perdida de la gente», se pueden oír sollozos, el olor resulta nauseabundo y lo único que devuelve a la realidad son los agradecimientos.

En la llamada mantenida este miércoles, Alberto relataba a este periódico lo allí vivido con la voz entrecortada. Emocionado cuenta el abrazo de un señor mayor agradecido por la ayuda. «Es imposible contener las lágrimas», añade. Pasea por las calles y ve la vida rota de los vecinos que hace apenas una semana cumplían con su día a día. Hoy, las preocupaciones de entonces son minucias comparadas con el panorama desolador que sufren. «La gente no te pide ayuda porque creen que otros la pueden necesitar más», explica.

Coches apilados en una de las calles de Paiporta.
Voluntarios exhaustos aprovechando a comer antes de seguir trabajando.
Alberto, con las velas colocadas en un montón de barro junto a Paz Padilla en la foto.
Policías Nacionales de voluntarios en Paiporta.

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El sábado volverá a trabajar a Madrid como Policía Nacional junto con otros compañeros que también, como voluntarios, le han acompañado a Valencia a echar una mano. Con él, también su ahijado que oposita al cuerpo. En unos días dejarán atrás el desastre para volver a su rutina. Pero ya no volverán a ser los mismos. «Yo, por mi trabajo, he visto muchos muertos y estoy familiarizado con el dolor pero nunca algo así», explica.

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