La protección del icónico 'skyline' de Salamanca que enfrenta a Gobierno y ciudad

Los planes municipales de revitalizar el río Tormes han recibido un modesto recorte por parte de las autoridades de la CHD, pero ahora el Ayuntamiento de Salamanca cuenta con autorización del organismo de ribera para llevar a cabo la parte central de las actuaciones. Tal y como ha adelantado este medio, la confederación ha dicho 'no' a algunas cuestiones, pero para otras muchas ha decidido hacer recomendaciones y dar vía libre.

Pero si hay una cosa que enfrenta al organismo y el gobierno municipal es el tratamiento de las vistas desde la margen izquierda del Tormes, en concreto, del 'skyline' más famoso de Salamanca en el mundo: la vista de las Catedrales desde el entorno del puente Enrique Estevan y el Puente Romano que está protegida como si fuera un monumento. Ahí han chocado y no se hará la limpieza que quería el ayuntamiento, sino una tala más selectiva.

En todo caso, el balance es, según fuentes municipales, positivo. Entienden que desde la Confederación Hidrográfica del Duero se han autorizado todas las actuaciones importantes del plan turístico, salvo la de limpieza de las islas y unas labores de mantenimiento en la zona de dominio público hidráulico, que incluían sustituciones de luminarias. Y tampoco permite tocar nada en el cauce y en la zona de domino público hidráulico, a la que además añade 5 metros de pasillo en cada lado, distancia a partir de la cual sí autoriza.

Fuera de estas excepciones, se abre lo suficiente la mano para llevar a cabo casi todo lo planteado, desde las gradas. Pero, ¿qué es lo que se salva y lo que no? ¿Qué está en duda? Así queda la situación.

Empezando por lo autorizado, una de las actuaciones clave afecta al viejo molino del Arrabal, al que se quiere hacer un nuevo acceso. Se trata de un lugar lleno de historia, no en vano, el edificio está datado en el siglo XII cuando había una vieja harinera. En los últimos meses se ha autorizado levantar una estructura portátil para un chiringuito, parte de un proyecto para explotarlo como establecimiento hostelero, algo que se ha hecho con limitaciones de altura para no dañar la imagen: está en un lugar clave del 'skylline'.

La CHD ha atorizado el vado de acceso a la Isla del Molino y permite la sustitución del acceso provisional por un vado inundable, pero debe ocupar el dominio público hidráulico lo menos posible, sin rellenar con piedra más espacio del imprescindible. Los tubos a instalar deben quedar completamente integrados en el lecho del cauce, sin crear resaltes o escalones que impidan el libre discurrir de las aguas.

Según fuentes municipales, las observaciones hechas por la CHD permitirán hacer todo lo relevante del proyecto: el graderío previsto con gaviones, que servirá para descanso y observación; el observatorio de aves y la recuperación de los caminos también están autorizados.

La grada va en el talud anexo al embarcadero del Puente Sánchez Fabrés, que también se quiere sustituir y se podrá cambiar por uno de estética más acorde (está indecente) al lugar, y todo esto se permite aunque debe disponerse fuera de la zona de dominio público hidráulico, lo que no será impedimento para que se haga. Dentro de esa franja, el organismo no dejará hacer nada.

Otro de los puntos de fricción está en lo que afecta al 'skyline' de la ciudad, que es algo que se quiere proteger, pero que también es objeto de las medidas para disfrutarlo. Según fuentes municipales, se propuso como parte de las tareas para limpiar el cauce retirar la maleza y evitar también dañar la imagen de BIC del puente Enrique Esteban, cuya vista está protegida.

La CHD ha puesto especial atención en su resolución al entorno de los puentes Enrique Estevan y Romano, ambos declarados Bien de Interés Cultural (BIC). En un radio de 25 metros, solo se autoriza la eliminación de árboles concretos que presenten un riesgo real para la conservación de estos bienes patrimoniales, no una tala sistemática. La resolución es clara: se deben preservar tanto el valor ecológico como el paisajístico del entorno.

Es curioso que, en los últimos tiempos, se han autorizado algunas medidas como la instalación de un chiringuito al que se le recortó la altura o la colocación de una parada del bus urbano que ocultan parcialmente esta vista, y en las que se ha tenido cuidado de no dañar una panorámica que no sólo está protegida como BIC, sino que es la enseña universal de Salamanca.

En el aire quedan las actuaciones que afectaban a las islas fluviales, las riberas y la limpieza del cauce. La CHD ha denegado la propuesta de actuar en las islas fluviales del Tormes por el daño al ecosistema que forman. Desde el ayuntamiento, entienden que lo que proponían era hacer unas labores de mantenimiento y limpieza mínimas para proteger los puentes, que están protegidos, y evitar incendios.

En cuanto a la limpieza del cauce, la CHD mantiene su política de denegar todo lo que sean actuaciones en el cauce y en la zona de domino público hidráulico. Eso afecta no sólo al interior del curso del río, sino a la vegetación de ribera, caso de los árboles.

Sólo se permitirá la retirada selectiva de ejemplares en mal estado, enfermos o con riesgo evidente de caída, así como la poda de ramas secas que puedan suponer peligro. En ningún caso se contempla una tala generalizada ni una alteración sustancial del bosque de ribera. Lo llamativo, que la CHD no permite hacerlo, pero tampoco lo ejecuta.

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