La época de alto riesgo de incendios empieza en Salamanca desde '0' y con la protección de los pueblos como prioridad
La provincia entra en la temporada de mayor vigilancia con su cifra más baja de fuegos en los últimos años, pero el peligro de los intencionados y las negligencias por el uso lúdico
La primavera más lluviosa desde hace décadas en la provincia puede ser el mayor enemigo del fuego en las próximas semanas, una vez se ha iniciado la temporada que concentra la mayoría de los incendios forestales cada año. Aunque no es un fenómeno exclusivo del verano, este año Salamanca llega al inicio de la época de riesgo alto de la administración casi 'a cero' de fuegos en el momento, con unas pocas hectáreas quemadas, pero con los mismos problemas: los incendios intencionados y las negligencias. Y la sensación de que hay tras las lluvias, hay mucha vegetación en el bosque y el calor puede convertirla en combustible.
De momento, este día 12 la Junta de Castilla y León ha activado el operativo especial destinado a la lucha contra los incendios forestales, un dispositivo que se extenderá hasta el próximo 12 de octubre, si no hay necesidad de prorrogarlo, y que contempla una serie de medidas con lo que se puede y lo que no se puede hacer, como la prohibición con carácter general del uso del fuego y la limitación de actividades que puedan originar incendios como uso de maquinaria o espectáculos pirotécnicos en los pueblos.
A este día de inicio de la temporada, Salamanca ha llegado con una de las estadísticas más bajas de siniestros. Según los datos del sistema Inforcyl, el que usa ahora la Junta para comunicar los incendios, son 19 los incendios registrados desde el 1 de enero, pero 17 de ellos son conatos (menos de 1 hectárea) y ninguno de más de 5 hectáreas. En total, han ardido algo más de 9 hectáreas.
De ellos, la mitad han sido intencionados (nueve) y otro por negligencias. En la lista de los provocados y causados por malas prácticas, los dos únicos de cierta entidad.
La provincia es una de las que llega a este punto de la temporada con menos incendios y superficie quemada. Sólo ha habido menos incendios en Segovia y Soria a las que también corresponde la menor superficie pasto de las llamas.
En las últimas diez temporadas, entre 2015 y 2024, Salamanca ha registrado 1.888 incendios forestales en los que ardieron 19.000 hectáreas, el 10% de toda la superficie quemada de Castilla y León. Sólo el pasado 2024, la provincia terminó con 104 siniestros declarados, de los que el 70% fueron conatos, que quemaron 194 hectáreas, la mayoría (160) de superficie forestal. Fue, junto con Ávila, Burgos y León, la provincia más afectada.
La provincia lleva dos veranos 'tranquilos' con un bajo nivel de incendios forestales, en parte, por la rápida reacción y el envío inmediato de medios de extinción. El último verano negativo fue el de 2022, con 174 incendios y más de 10.000 hectáreas quemadas: fue el año de los incendios de Monsagro y La Alberca.
Limpiar los entornos de los pueblos
Durante la época de peligro alto (EPA), se insiste en las recomendaciones habituales: prohibición de hacer hogueras fuera de los lugares autorizados, atención en labores de apicultura en días de viento, precaución en la utilización de herramientas que generan chispas en el medio natural o agrícola y máxima atención durante la cosecha del cereal, sobre todo los días con altas temperaturas y fuertes vientos.
También ha recomendado mucha precaución a los ayuntamientos cuando autoricen fuegos artificiales en sus pueblos, sobre todo en días de temperaturas extremas como las de estos días y con masas vegetales que puedan arder.
Desde la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio se recomienda a la población que evite acumulaciones de combustible en el entorno de las zonas habitadas, segando y desbrozando el entorno antes de que se agoste y retirando los restos eliminados.
Ante un previsible aumento del turismo interior y actividades al aire libre, el consejero ha insistido, a través de la concienciación y de la vigilancia, en la importancia de evitar los incendios aumentando la precaución para evitar negligencias en el uso público del monte que puedan provocar incendios en momentos de elevado riesgo, ya que un solo gran incendio forestal (GIF) puede ser responsable de la mayor parte de la superficie afectada anual.
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