
Rubén Julián Zazo
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Rubén Julián Zazo
Luz, Sabiduría y una eterna promesa universitaria. La Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de la Luz y Nuestra Señora Madre de la Sabiduría es una de las hermandades señeras de la Semana Santa salmantina y su tradición más pura. Mantiene la penitencia y la austeridad desde sus orígenes como una seña de identidad que ha ido pasando a través de las generaciones sin cambiar ni un ápice. No se puede entender la Pasión charra sin la estampa del extraordinario paso de madera de nogal sobre el que van la Luz del Hijo y la Sabiduría de la Madre en el centro del Patio Escuelas, rodeados de hábitos negros, cruces de madera y sandalias, mientras se promete el mayor de los silencios en la noche del Martes Santo.
Rubén Julián Zazo, hermano mayor de la Hermandad Universitaria, nos abre la puerta por la que saldrán la Luz y la Sabiduría el próximo Martes Santo. Con la misma ilusión de años anteriores, o, «teniendo en cuenta la Semana Santa que tuvimos el año pasado, quizás algo más. El tener esa opción de salir a la calle, de hacer estación de penitencia, de poder abrir las puertas de la Clerecía y llevar ese pedacito de Universidad a las calles de Salamanca y ese pedacito de religiosidad a la Universidad. Reencontrarnos con el Patio de Escuelas y con Salamanca. Aunque es verdad que el via crucis que realizamos aquí nos reforzó bastante a nivel interno y fue una experiencia bonita para los hermanos, el fin fundamental de las hermandades es salir en procesión».
Será la vuelta a lo de siempre, tras el 75 aniversario del 2023 y la suspensión del 2024: «La rutina tiene cosas buenas. Hay que mantener las cosas que funcionan y seguir puliendo esas cosas que no funcionan del todo bien, tanto a nivel de procesión como a nivel organizativo y de estrategias de la hermandad. Es una procesión ágil que al cofrade de acera le resulta fácil de ver. Yo invitaría a que se nos hiciese compañía, nunca mejor dicho, en la calle Compañía. ¿Por pulir detalles? Nos gusta una procesión que vaya bien arropada, que el cristo vaya bien arropado y que todo sea lo más organizado posible, porque todo eso se transmite al exterior».
Una procesión caracterizada por la promesa de silencio, pero con vínculos musicales que forma parte de la esencia de la hermandad: «Mantenemos al Trio Christus abriendo la procesión, la banda de Piedrahita tras el paso, con un repertorio cuidado con aportaciones propias y los clásicos que no pueden faltar la noche del Martes Santo porque la gente ya nos identifica con ciertas marchas. Y en el Patio de Escuelas, el coro de cámara del Casino de Salamanca, con un 'Stabat Mater' propio».
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Hablamos de herencia y legado: «A la hora de innovar o de tener que buscar una identidad o un estilo, por fortuna tenemos una herencia recibida que nos lo ha puesto fácil. Lo que sí necesitamos es garantizar un relevo generacional, que de aquí a unos años la carga va a tener que renovarse bastante, etc. Son problemas de futuro pero que hay que ir pensando en ellos».
Las calles de casco histórico salmantino están a rebosar de gente la noche del Martes Santo, esperando, con gran respeto y cariño, el paso de la hermandad. A Rubén le gustaría que mucha de esa gente pasara de ver las cruces a cargar con ellas: «El cariño del público es porque la Universitaria se siente como algo propio, como algo nuestro. Yo invitaría a muchos de los que tienen ese cariño a que den el paso y se hagan de la hermandad». Tal es la acogida de la Universitaria en nuestra Semana Santa que muchos consideran la estampa del Patio de Escuelas como la más representativa de la Pasión charra. ¿Qué se siente?: «Humildad y responsabilidad. Porque si es una imagen representativa tienes que hacer las cosas muy bien porque significa que hay muchos ojos puestos. Y si otros van a conocer Salamanca y su Semana Santa a través de esa imagen, no solamente eres tú, es todo un mundo el que hay detrás»
Analizamos ahora el crecimiento de la hermandad y su principal problema, el estar en una iglesia cerrada al culto: «Después de la pandemia sí que hemos tenido un repunte inusualmente alto. Y el año pasado repartimos más cruces que en 2023, pese que al día entero estuvo horrible y se veía que no íbamos a salir. Sin embargo, más que el no salir, y aquí aprovecho para agradeceros a todos los que cubrís nuestros actos, nos afecta que no haya un culto en la iglesia. Si no hay un culto, se cierra el grifo de la devoción. Nosotros sí que necesitamos la procesión, porque es la forma en la que nos abrimos sin ningún tipo de restricción a la calle y es la forma en la que se nos conoce.
De ahí la importancia que tuvieron las fotos y los vídeos del acto del año pasado, que trascendieron las fronteras. Habrá que analizarlo, y el tiempo me dará o me quitará la razón, pero el hecho de que haya iglesias cerradas al culto al final es cortar el grifo de la devoción y la vinculación de los nuevos hermanos con una imagen. La única manera que tenemos ahora de abrir las puertas de la Clerecía y que se conozcan a nuestros titulares son las redes sociales».
Convencer a los cofrades de acera, abrir iglesias al culto… ¿Qué más le faltaría a la Semana Santa y qué soluciones puede haber?: «Es una cuestión de devoción. Hay unas devociones nuevas que han irrumpido muy fuerte, y tiene que seguir así. Pero al final es una cosa de todos. Y creo que una de las cosas que necesitamos es solvencia en nuestras procesiones, que haya hermanos de fila suficientes, que haya hermanos de carga suficientes y, a partir de ahí, será la forma de consolidarnos. Tener los pies en suelo, saber que un año malo lo podemos tener cualquiera y conseguir que el cofrade de acera se haga cofrade. Se ha trabajado muy bien en la promoción y difusión de la Semana Santa, pero sin cofrades no hay procesiones».
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