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V. Giménez
Las muertes en carretera roban 80.000 años de vida cada año

Las muertes en carretera roban 80.000 años de vida cada año

Los gastos sanitarios y la pérdida de productividad causados por los accidentes de tráfico pasan una factura 120 euros por español

Martes, 5 de abril 2022, 11:30

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Nadie discute la calificación de drama para describir el desenlace de los siniestros mortales de tráfico. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de Murcia ha querido ir más allá y ha logrado acotar las dimensiones socioeconómicas de este drama en España. Las muertes en carretera han robado a los españoles unos 80.000 años de vida cada año a lo largo de la última década, según los trabajos realizados por el grupo de Economía de la Salud de esta universidad, en un análisis impulsado por las fundaciones Mutua Madrileña y Gaspar Casal.

La parte negativa es que, según el trabajo de José María Abellán y Fernando Sánchez, en España se han desperdiciado 875.000 años potenciales de vida a consecuencia de las miles de muertes registradas en accidentes de tráfico de 2008 a 2019. Suponen nada menos que 1,6 años evaporados por cada 1.000 personas, la mitad de ellos perdidos en las comunidades de Madrid, Cataluña, Valencia y Galicia.

La parte positiva es que el enorme despilfarro de vidas se ha visto reducido a casi la mitad en los últimos ejercicios, gracias a que en estos once años los fallecidos en siniestros han caído un 43%. En 2021, el último dato disponible, tras otro descenso adicional de los siniestros mortales, los fallecidos en carrera estuvieron a punto de bajar, por primera vez desde que hay registros, de los 1.000 anuales.

Las muertes, lesiones graves y múltiples invalideces causadas por estos accidentes son vidas y familias truncadas o rotas, pero también un generador de enormes costes sociales. Su factura multimillonaria se concentra de manera especial en el notable ascenso del gasto sanitario y de la seguridad social y en una gran pérdida de productividad económica para el país. Abellán y Sánchez han estimado en 66.483 millones de euros el dinero invertido o evaporado, según los casos, por estos siniestros, lo que supone dilapidar aproximadamente cada año medio punto del PIB español, la riqueza generada como país. Es un coste medio para la década estudiada de unos 6.000 millones de euros por año o, lo que es lo mismo, una cuenta de unos 120 euros anuales por español.

La conducción de riesgo es un rasgo netamente masculino. Son hombres tres de cada cuatro muertos en las carreteras

El tercer elemento novedoso aportado por el análisis de estos expertos es que la conducción de riesgo es en España un patrimonio claramente masculino. Durante los once años analizados tres de cada cuatro muertos en las carreteras eran hombres. Esto supone una tasa de mortalidad vial entre los varones de tres a cuatro veces mayor que la de las mujeres. Pero lo más sorprendente es que la proporción -tres de cada cuatro muertes- no se redujo de 2008 a 2019 ni siquiera con el notable aumento en España de las conductoras. En estos años las mujeres al volante pasaron de ser el 38% de conductores al 42%. Las autonomías con mayor riesgo de muerte en accidente son Galicia, La Rioja, Navarra y Castilla-León.

El estudio confirma otras tendencias ya apuntadas por la Dirección General de Tráfico en sus informes periódicos. El endurecimiento de las sanciones a la conducción peligrosa -carné por puntos y delito de conductor temeraria- sumado a la notable mejora de la seguridad pasiva de los viajeros de los automóviles hizo descender en estos once años la mortalidad en carretera, aunque no el número de siniestros, que se incrementó un 25% por el mayor número de accidentes con heridos leves en las ciudades.

Víctimas vulnerables

La popularización de los airbag, ABS y demás sistemas y asistentes de seguridad han bajado muchísimo la mortalidad entre los ocupantes de los coches, pero, la ausencia de una protección equivalente, ha provocado que los fallecimientos entre las llamadas víctimas vulnerables (peatones, ciclistas y motoristas) se disparen. Sobre todo entre los últimos conductores. Las víctimas vulnerables, en parte por el crecimiento de las nuevas formas de movilidad urbana, son desde 2019 más de la mitad de los muertos del tráfico, pero los motoristas son ya una cuarta parte de todos los cadáveres, con un aumento de ocho puntos (el mayor) desde 2008. El caso de los peatones también es preocupante. Son el 22% de los fallecidos, seis puntos más que hace once años.

Con la extensión por todo el país de la red de autovías y de las carreteras de múltiples carriles el grueso de la siniestralidad letal se ha concentrado en las carreteras secundarias, en especial las de un solo carril por sentido de circulación, que engloban la mayoría de los puntos negros y son las vías para los peligrosos desplazamientos rutinarios.

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