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Orinar en la vía pública es la reina de las multas por falta de civismo en Salamanca, pero junto a la conducta que centra las acciones de control y vigilancia del ayuntamiento hay otras que afloran. Los gamberros han encontrado en la naturalización de la ciudad su nuevo objetivo y zarandear árbolesy pisotear jardines se ha convertido en 'deporte', junto a arrojar todo tipo de basura, desperdicios y objetos.
El número de expedientes por infracciones a las ordenanzas que velan por la limpieza y la convivencia en la ciudad de Salamanca se han reducido durante el año pasado en una evolución que apunta a un dato concreto: se han puesto muchas menos multas por orinar en la calle. El motivo, que ahora sale mucho más caro. En junio, se decidió subir de 300 a 500 euros la multa y se ha notado.
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Se ha pasado de 855 multas por orinar en la calle a 640 expedientes por este , contando todas las calles y la Plaza Mayor, cuando hace dos años eran más de 1.300. Eso ha arrastrado la cifra total de 827 en un año completo cuando en 2023 fueron cerca del millar. A ellos habría que sumar sancines por deyecciones de animales y la variante de la micción, esupir en la calle. No hay conductas que sean capaces de tomar el relevo de las micciones en esquinas, al menos, no en suficiente cantidad, pero sí las hay que aumentan.
Es el caso de las infracciones a la convivencia ciudadana, 20 en total, entre las que se cuentan ocho sanciones por arrancar o romper árboles y otras tres por hacer lo propio en jardines. A lo largo del año han salido a la luz varios de estos casos de personas que, casi siempre en horario nocturno y fin de semana, rompen los árboles de la ciudad; en uno de los casos, se los llevaron a rastras kilómetros huyendo de la Policía Local.
Otro de los capítulos destacados ha sido el daño a los jardines urbanos. En enero ya es supo que orines de perros y pisotones estaban estropeando las nuevas zonas verdes instaladas en las calles del centro. Para evitarlo se han blindado con vallas muchos de los nuevos parterres en calles como Zamora y en el parque de La Alamedilla.
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Además, cerca de un centenar de sanciones se pueden agrupar en otra fea costumbre que coge fuerza en la capital, la de tirar 'de todo' a la calle. Durante el año pasado se conocieron sanciones a personas por tirar una mesilla desde un tercero, tirar una hamburguesa sin comer en plena Plaza Mayor o abandonar el vaso con el último culín de la copa que no te quieres tomar.
En total, se pusieron 44 multas por arrojar objetos, más incluso ya que por pintadas o grafitis, que sumaron 25; 15 por ensuciar la calle, 8 por destruir elementos de la vía pública; 32 por dejar cosas fuera de contenedores o nueve por poner pegatinas o carteles donde no se debe.
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