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Álex, propietario del bar Bonanza. José Manuel García
Bares con historia

El bar de Salamanca con medio siglo de historia que triunfa entre la juventud

El Bonanza, en la plaza del Oeste, trabaja principalmente con la gente joven que desde hace unos años da alegría a este barrio salmantino

Laura Linacero

Salamanca

Sábado, 7 de diciembre 2024, 12:32

Un barrio lleno de color -los murales dan fe de ello-, de iniciativas inclusivas fomentadas por distintos colectivos, de comercios de toda la vida que luchan por el negocio local y también de bares que, siendo de siempre, están al pie del cañón como nunca. Es lo que despierta el Bonanza, un bar ubicado en la plaza del Oeste que el próximo año cumplirá los cincuenta años. «Es típico de aquí», comenta su dueño. Álex lo cogió hace una década aprovechando el traspaso de los anteriores dueños que se jubilaban. «Yo soy de este barrio y cuando surgió la oportunidad me lancé», comenta.

Antes como vecino y después de diez años detrás de la barra ha visto cómo ha evolucionado el barrio. «Ahora tiene mucho movimiento y viene mucha gente joven», asegura. Los de toda la vida apuestan por las raciones clásicas: jeta asada, rejos, callos u oreja. Lo que siempre funciona. «Vienen trabajadores y piden cosas clásicas como un pincho de tortilla», apunta. Y no es para menos porque la tortilla del Bonanza llama la atención. No sólo por su sabor, que también, sino por las dimensiones. «Si que pregunta mucho la gente por ella», comenta entre risas Álex.

La viveza de esta zona hace que haya tenido que adaptar algo la oferta gastronómica respecto a los anteriores dueños. «Ellos lo llevaban muy bien, pero cuando lo cogí yo quise meter un poco más de caña a los desayunos para levantar las mañanas», explica el responsable. También pegó un arreón a aquello que más atractivo resulta para la gente joven que hace parada en el bar: hamburguesas y sandwiches. «Trabajamos mucho con eso porque es lo que más se mueve junto con los platos combinados», explica.

Ese rejuvenecimiento de un barrio que ha visto cómo parte de los estudiantes universitarios encontraban su hueco en la ciudad en este trocito de la capital ha dado mucha vida a la hostelería de la zona. «Llega el puente y mientras el centro lo aprovecha porque llega el turismo, yo lo siento porque se van los estudiantes», reconoce Álex. La gente joven «da color» al barrio, asegura, y sus ausencia se notan. Y a pesar de que no tiene el tránsito de turistas con el que puede contar otro establecimiento del casco histórico, la publicidad de los murales también ha afectado de forma positiva para popularizar el barrio.

Los debates tras la barra del bar

«Con las pintadas si que se nota que suben turistas a esta zona para verlo», explica. A pesar de ser un reclamo turístico que ha conseguido conformar la identidad del barrio, lo cierto es que las últimas semanas la actualidad de esta zona ha estado marcada por la polémica. Y, como no, en un bar, las discusiones, debates e intercambio de opiniones forman parte del menú. «Con el tema de los árboles en la plaza del Oeste se escuchaban muchas quejas aquí y la gente quería saber lo que pensaban los demás«, asegura.

Incluso la opinión de Álex generaba interés. Después de tantos años en la plaza de la concordia y viendo desde las cristaleras cómo talaban los árboles, le consideraban un experto. «Buscaban mi opinión y me preguntaban que por qué los talaban o qué había hecho como si yo lo supiera», ríe el camarero. Y lo cierto es que, sin ser ningún experto y sin pretender serlo, esa es la esencia de un bar: escuchar todos los puntos de vista, contemplar los debates y , con un café y un churro, arreglar el mundo durante unos minutos.

  1. La anécdota del Bonanzas

    Una tortilla gigante que acapara las miradas

Sobre el expositor de los pinchos, reluce una tortilla que llama la atención de aquellos que entran al bar. Al menos cinco centímetros de altura conforman este tradicional plato que, según pasa la mañana, va recortando triángulos. «La gente pregunta cómo conseguimos darla la vuelta, es mérito de la cocinera que tiene fuerza», bromea. Y es que acapara todas las miradas y hace casi irresistible el cumplir con el tópico español: café y pincho de tortilla a media mañana.

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