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Son poco más de las 9 de la mañana y el ritmo es frenético en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) Las Dunas. En verano viven su particular temporada alta porque reciben numerosos ingresos, especialmente de polluelos de aves.
Una alumna en prácticas del Centro de FP Lorenzo Milani (que se encarga de la gestión de Las Dunas) prepara los trocitos de pollo para las rapaces mientras una voluntaria alimenta a los vencejos. Jaime Tejedor, el técnico responsable del centro, nos recibe mientras habla por teléfono y nos hace un gesto para que esperemos. Le avisan de que va en camino un vencejo recogido en la provincia. Acaba de colgar y tiene que ir a la puerta, donde espera un hombre de Cabrerizos con una caja de zapatos con un pequeño pardillo dentro. La temporada de cría es así.
Pero tiene momentos peores. La última semana de junio, cuando las temperaturas subieron de golpe después de semanas de lluvia, tuvieron un aluvión de ingresos de vencejos. Incluso decenas cada día. Llevan unos 120 en lo que va de temporada. Es previsible que la situación se repita si suben las temperaturas de nuevo en los próximos días.
El calor, el viento o la inexperiencia de los pollos, especialmente de las especies nidífugas, les pone en situaciones complicadas. Salen de los nidos y caen. Si tienen suerte son rescatados de posibles peligros y llevados a este centro donde les atienden hasta que tienen edad para volver a la naturaleza.
Nos muestran un pequeño colirrojo al que todavía le falta un poco tiempo para volar, lo mismo que a una pareja de aviones. Más tiene que crecer un estornino todavía con muchas plumas en cañones. Mochuelos, autillos, cernícalos, cigüeñas y muchos más están esperando el desayuno en esta suerte de guardería infantil. Cuando las pequeñas rapaces de una misma especie vienen de procedencias diferentes les ponen anillas de colores distintos para saber de dónde es cada uno. Eso les permitirá soltarlos en el lugar del que vinieron y mantener las poblaciones.
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Cerca de la mitad de los animales que llegan a Las Dunas a lo largo del año son pollos, pero también llegan otros tantos que han sufrido traumatismos, atropellos, electrocuciones, envenenamientos e incluso algunos con disparos. No siempre es fácil saber la causa de los que llegan con golpes. Algunas son evidentes o han sido presenciadas por las personas que los rescatan, como cuando chocan con una pista de pádel o una cristalera. También son frecuentes los choques contra aerogeneradores, tendidos eléctricos o alambradas, entre otros. En cualquier caso, casi todos estos ingresos se deben a causas humanas.
¿Y sólo tienen aves? No, hace pocas fechas estaban cuidando a unos erizos y dos galápagos autóctonos que han sido puestos en libertad. También han atendido a unos cachorros de zorro, pero como se trata de un CRAS perteneciente a la red de centros de este tipo de Castilla y León, se enviaron a Valladolid, donde tienen las lámparas de calor y otros medios más adecuados para su crianza.
Estamos viendo un ratonero con el ala fracturada cuando llega un agente medioambiental de la Junta de Castilla y León. Trae varias cajas con aves que inmediatamente se procede a registrar. Habla con Jaime de nidos que tienen controlados, de pollos cigüeñas negras a punto de volar, de que la reproducción de las aves rapaces este año es bastante pobre.
La colaboración entre los agentes medioambientales y el CRAS es muy estrecha. En torno al 60% de los animales que llegan al centro lo hacen a través de ellos. Los que encuentran ellos mismo en apuros mientras trabajan y los que les entregan los particulares en la provincia.
Del mismo modo cooperan para proceder a las liberaciones de algunos animales cuando ya se pueden valer por sí mismos y es el momento de que regresen al lugar del que llegaron. De hecho, en este caso concretan los detalles para devolver unos cernícalos antes de volver a la tarea.
Los agentes medioambientales también tienen mucho trabajo, en verano solo se pueden dedicar a estos asuntos de fauna cuando no se encuentran de guardia por incendios. Por eso tampoco pueden ir personalmente a recoger y soltar todos los animales que se encuentra la gente o que el CRAS tiene listos para liberar.
Mantener limpios, sanos y alimentados a tantos animales en Las Dunas requiere mucha dedicación. Un equipo formado por un técnico, alumnos de prácticas y voluntarios atiende a diario a los animales y se ocupa de nuevos ingresos. Para las intervenciones quirúrgicas, revisiones, tratamientos, seguimientos y rehabilitaciones también cuentan con veterinarios que trabajan de forma voluntaria para salvarles la vida. Sin todas estas personas sería imposible llevar a cabo esta labor que salva la vida a cientos de animales cada año.
Pero aun así, en verano el CRAS está desbordado. Su horario de atención al público es de 9 a 14 y de 17 a 19 horas de lunes a viernes y los fines de semana atienden urgencias. Pero Jaime asegura que cuando más llamadas reciben, especialmente los días calurosos, es a partir de las 9 de la noche, cuando la gente sale a dar un paseo y se encuentra con los animales. Por ello piden paciencia y que si no les contestan al teléfono, les envíen un mensaje de whatsapp que atenderán cuando les sea posible.
Como les resulta imposible llegar a más, en la entrada del centro tienen instalado un casetón para la recepción de animales las 24 horas todos los días. Ellos los recogerán de ahí y los atenderán lo antes posible, cuando vayan a alimentar al resto de los animales que tienen recogidos o a abrir al público. Cuanto más tiempo dediquen a atender llamadas, menos les queda para el resto de labores.
Algunas clínicas veterinarias de la ciudad colaboran recogiendo los animales, de los que se encargan hasta que se los pueden llevar al centro. ¿Y cómo les puede ayudar cualquier ciudadano? Las Dunas admite donativos en su número de cuenta, pero también microdonativos a través de Teaming. Con un euro al mes se puede realizar una aportación que les ayuda en gastos directos del centro, medicamentos y alimentos.
Dos lechuzas nos observan desde una esquina. Parecen entender las explicaciones de Jaime sobre todo el trabajo que realizan en el centro. Ellas lo saben de primera mano. En unos días serán liberadas en Masueco, donde fueron encontradas cuando eran unos indefensos pollos. Llegar a ese punto en que los animales vuelven a ser libres es el objetivo del trabajo que llevan a cabo en el CRAS. Jaime hoy va a liberar a varios vencejos recogidos en Salamanca y a los que llevan un par de semanas alimentando. Verlo permite entender que ese momento es también la mayor recompensa para todo el equipo del centro.
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