Cuando la estación de esquí de Salamanca tenía nieve de sobra

Si La Covatilla pudiera implorar al cielo lo haría pidiendo unas nevadas que hace no demasiado la permitían acoger acoger a miles de esquiadores, amantes del snowboard o a ocasionales grupos de personas con ganas de pasar el típico «día en la nieve». Sin el blanco elemento, apenas presente durante las últimas temporadas, todo ello se viene abajo.

Esta temporada, la única estación de esquí de Salamanca, va camino de superar los desastrosos datos de la 2023-2024 cuando sólo estuvo abierta 17 días, y muy lejos de los 111 de la no tan lejana campaña 2017-2018. El descenso de las precipitaciones, el aumento de las temperaturas y un régimen de vientos cada vez más extremo se ceban con unas instalaciones abiertas en 2001 que miran las previsiones meteorológicas a largo plazo con la esperanza de que anuncien copos.

La tan esperada nieve podría volver a permitir fotografías como las de años pasados con miles de turistas deslizándose por las pistas de la Sierra de Bejar. Algo que aliviaría una situación económica deficitaria para al ayuntamiento bejarano, que acumula pérdidas superiores a los 4 millones de euros, y que no ha podido externalizar el servicio tras asumirlo hace una década.

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