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Interior de un negocio en Aldeatejada tras el paso del agua. J. M. GARCÍA

Largo día de recuento de daños y duro trabajo tras las inundaciones de Salamanca

Negocios, infraestructuras, hogares, garajes, locales y animales se han visto afectados y algunos municipios ya han pedido ayuda al Gobierno

I. L. S.

SALAMANCA

Lunes, 9 de enero 2023

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Muchas localidades de la provincia de Salamanca dedicaron el día este martes para hacer recuento de los estragos causados por la precipitaciones de las últimas horas. Tanto en municipios más cercanos a la capital como en los más alejados, especialmente al sur, las inundaciones han provocado evacuaciones, rescates y, sobre todo, daños materiales.

En cuanto a las infraestructuras, además del centro de salud de Vitigudino, que sufrió inundaciones, también hubo daños en otros municipios. Por ejemplo, hubo destrozos en las estructuras que atraviesa el arroyo del Zurguén a su paso por Aldeatejada. Es el caso del puente que transcurre por la avenida de Extremadura, cuyo asfalto ha quedado levantado por la acción de las agua que, cuando llueve, baja por una zona de cañada real, prohibida para la edificación, precisamente por el riesgo de inundaciones, pero que se ha visto incapaz de contener el volumen de las últimas horas.

También en otros municipios del alfoz como Mozárbez o Miranda de Azán, donde se trabajaba el arroyo que pasa por el municipio se desbordó, anegó garajes y viviendas, y provocó daños en infraestructuras como la pasarela de acceso.

40.000 euros

Según el alcalde de Miranda de Azán, José Luis Sánchez, por la tarde dejó de llover y ayudó a que las aguas, ya de noche, volviesen a su cauce, para así achicar agua y empezar con las tareas de recuperación.

El incremento del caudal provocó desperfectos en infraestructuras como la pasarela, en los caminos que lo rodean o en mobiliario de edificios e instalaciones municipales.

Ante esta situación en los bienes públicos, con daños que suponen un coste estimado de unos 40.000 euros, el consistorio ha pedido ayuda al Gobierno y la declaración de zona de siniestro, a lo que se sumarán otras líneas y apoyos a administraciones como la Diputación y la Junta de Castilla y León, ha apuntado el regidor municipal en declaraciones realizadas a Europa Press.

Asimismo, el primer edil ha avanzado que el secretario municipal está visitando dependencias de los afectados también por la inundación, para así certificar daños, y que el consistorio también ha activido un servicio para facilitar a los vecinos la tramitación con los peritos y las aseguradoras.

Sobre daños privados, el consistorio tiene conocimiento hasta el momento de desperfectos en doce garajes, cinco coches, dos motocicletas y una vivienda, en cuyo interior entró el agua.

«Después de la tempestad, viene la calma. Por lo menos hoy, al estar soleado, se ve la cosa de otra manera», comentó también a Ical.

Por su parte, el alcalde de Aldehuela de la Bóveda, José Manuel Moñita, fue unas de las personas que tuvieron que ser evacuadas de sus viviendas por los bomberos. Alrededor del municipio, campos anegados y vecinos achicando agua. Lo mismo que en la cercana localidad del Cubo de Don Sancho, donde el agua amenazó a varias viviendas particulares.

Destrozos en un taller

En Aldehuela de la Bóveda se ubica Herretar Auto, concesionario de Peugeot para todo tipo de reparaciones, que fuera fundado por José Herrero, cuyos hijos José y Amador se ocupan de regentar ahora y que ya da trabajo a su nietos, la tercera generación creando riqueza en el medio rural.

«Estábamos comiendo y vimos que el agua empezaba a subir por todas las zonas del pueblo. Nos sirvió de aviso», explica a Ical José Herrero, uno de los dos hermanos que llevan el negocio familiar. De inmediato, se desplazaron hasta el taller y cuando llegaron se encontraron con una pequeña capa de agua, que un principio apenas superaba los diez centímetros. Entonces parecía una situación normal. «Otras veces había habido algún susto, pero claro, nada comparado a lo que vino después», anuncia. En media hora, una a lo sumo, el agua se había desbocado y superaba ya los 70 centímetros. De ahí en adelante, reconoce que vivieron momentos de «mucha impotencia» mientras esperaban a que el nivel del agua dejara de subir, dando cierta tregua, y más tarde, comenzara a retroceder. La situación, preocupante y tensa, era también peligrosa. «Los talleres son muy eléctricos y está todo automatizado. Tenemos maquinaria que no hemos podido contabilizar como daños, y que ni si quiera hemos podido probar porque estamos todavía con la luz cortada», describe José, horas después de los peores momentos de la inundación.

El balance de daños arroja aún cuentas confusas, pero el perjuicio se aventura grave. «Ya estamos con los peritajes y todo, pero el proceso de saber qué partes están dañadas y qué partes no es muy complejo. La situación que tenemos a día de hoy es un trabajo durísimo y una imagen pésima porque está todo lleno de barro. Hay material repartido por el suelo porque estaba flotando y lo hemos ido rescatando como podíamos», rememora.

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