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Una semana de borrascas da para mucho y, en el caso de Salamanca, han dejado un cambio de panorama importante. Si hasta ahora el invierno había dejado poco frío y pocas precipitaciones, en el tiempo transcurrido entre dos fines de semana la lluvia y la nieve han sumado decenas de litros, se han marcado las mínimas más bajas y se han multiplicado los problemas en las carreteras hasta llegar a este lunes a un período de tregua.
Todo empezó el sábado 2 de marzo con una nevada inesperada y multitud de problemas en las carreteras. Y en el momento de la despedida, el tren de borrascas abandona Salamanca todavía con la estación de esquí de La Covatilla clausurada por la imposibilidad de seguir el acceso por la carretera de La Hoya, con el acceso al santuario de la Peña de Francia cerrado, dos carreteras cortadas en la provincia y una nevada de escándalo en el paso de Los Lobos.
El mayor beneficio del tren de borrascas lo constituyen las reservas hídricas. Puntos como Navasfrías han rozado los 100 litros, en El Maíllo y El Bodón se acercaron a los 50 y la precipitación ha sido copiosa en general en toda la provincia. Y lo mejor es que se ha quedado en el terreno.
Según los datos oficiales de la CHD, los embalses de Salamanca están al 80% en su conjunto, por encima de la media de la última década a estas alturas. La cifra es importante porque suman 2.761 hm3 gracias a las enormes masas de Santa Teresa y La Almendra.
El primero, destinado a suministro y riego, supera el 83% de capacidad con 413 hm3 y está oltando agua a razón de 40 m3/segundo; «estamos aguantando la embestida» a la espera de acontecimientos, aseguran. El segundo roza los 2.000 hm3 de su gigantesca capacidad de 2.600 tras recibir casi cien hectómetros cúbicos más en una semana. Los grandes embalses salmantinos se encuentran en una de las mejores situaciones de Castilla y León.
El resto, mucho más pequeños, están casi llenos y con esta situación Salamanca tiene agua para meses y asegura la campaña de riego que empieza a negociarse ahora.
El lado más negativo del paso de las borrascas se ha quedado en las carreteras. Desde el pasado día 2 de octubre se han sucedido los cortes en varios puntos por la sorpresiva nevada, no pronosticada, que se manifestó sobre la capital. Y este fin de semana, aunque anunciada, también ha sorprendido la fuerte precipitación, esta vez en la provincia.
Desde el día 7 de marzo las nevadas han obligado al corte de varias vías. La primera, la carretera de La Hoya a Navacarros, la que antes se cierra al tráfico en invierno, que lleva desde entonces sin admitir circulación y así sigue según datos de la DGT de esta tarde de lunes: más de cuatro días completos en nivel 'negro' en este alto de montaña.
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Más llamativo ha sido el hecho de que cierren otros tramos como el de la DSA-191 en Candelario y los problemas para circular por la SA-100 entre Vallejera de Riofrío y La Hoya, en nivel verde de aviso. También se ha circulado con dificultades en la carretera SA-203 a la altura de la Peña de Francia desde el km 8 al km 12 en ambos sentidos de circulación.
Esta ha sido la mayor sorpresa por la enorme nevada en la carretera de acceso al santuario, que ha quedado aislado. La Guardia Civil cortó y no se ha podido ir al negocio de hostelería ni subir a disfrutar de las vistas; por fortuna, no hay religiosos hospedados en el lugar.
Así amanece El Paso de los Lobos ❄️ (Salamanca) a 1500 metros @sibilafc @MeteoredES @TiempoCyLTV @ElTiempoes @METEOYAYI @anamaria190977 @CyLEsVida @davidlopezrey @Salamanca__hoy @LaGacetaSA @Radioagueda
— METEO CIUDAD RODRIGO (@CiudadRMeteo) March 8, 2024
👉 Material audiovisual: Juan José Acera
Se cede a medios citando autoría pic.twitter.com/CFp43Yvu0K
Además, la nevada ha dejado estampas tremendas como la del paso de Los Lobos hacia Monsagro, una carretera de montaña que une el santuario con la localidad y que estaba cubierta con una gran capa de nieve. Las quitanieves la fueron retirando, no sin dificultad, a lo largo de los días.
La peor parte del paso de las borrascas se la ha llevado La Covatilla. La estación de esquí bejarana ha tenido que interrumpir la corta temporada de apertura y cerró sus puertas por imposibilidad de acceso y las inclemencias meteorológicas. Este mismo lunes, la estación ha difundido la foto inferior en sus redes sociales, con sus instalaciones totalmente sepultadas por la nieve y mucho trabajo por delante para volver a abrir sus puertas.
Con mucha nieve en sus pistas, esta vez el frío y la tormenta no han permitido esquiar y la estación tenía que cerrar sus puertas con menos de una semana de actividad, el tiempo suficiente para iniciar los primeros bautismos blancos en una temporada que ya era mala y que se ha complicado todavía un poco más.
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