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Nada fácil. Dura. Y de milagro en milagro. Unionistas de Salamanca hará
Era 29 de mayo de 2024 cuando el club blanquinegro presentó a Dani Llàcer. La temporada acababa de terminar, Ponz se marchaba al Eldense y el equipo jugaría la Copa del Rey. La ilusión era enorme, los objetivos volvían a cumplirse y el equipo un año más había superado las expectativas. Séptimo con uno de los puestos más bajos de Primera RFEF. Al frente de la dirección deportiva continuaría Rubén Andrés, a quien además renovaron hasta 2026, siempre y cuando el equipo mantuviera la categoría, algo que se dio por hecho demasiado rápido. La noticia se dio en febrero de 2024.
En aquella rueda de prensa del mes de mayo se aseguró, en voz del director deportivo, que el objetivo primordial debía seguir siendo la salvación y que el presupuesto para la confección de la plantilla no aumentaba en demasía. «Si los que han quedado por encima de nosotros tienen 15 y nosotros 5, este año pasaremos a tener 6 o 6.5», revelaba, dejando claro que se había alcanzado una cantidad hasta el momento nunca vista.
Sobre el objetivo también habló Llàcer. «No os voy a dar un titular. Tenemos que tener en cuenta que el objetivo es la permanencia. Somos ambiciosos, está claro, por supuesto. Somos los primeros que trabajaremos para hacerlo lo mejor posible. No nos vamos a poner ningún techo, siendo conscientes de dónde estamos y cuál es el objetivo primordial. A partir de ahí... ya veremos«, apuntaba.
La pretemporada comenzó unos meses más tarde. Concretamente, el 17 de julio, momento en el que tomó la palabra Ramiro Mayor, capitán del equipo, quien en seguida fue preguntado por las posibilidades de play off: «Es una espinita que tengo clavada después de varias temporadas cerca. Empezamos hoy con toda la ilusión y lucharemos por ello». Por aquel entonces entrenaban 23 futbolistas, entre jugadores de la primera plantilla y la cantera, con la ausencia de Carlos de la Nava.
Precisamente, este último hablo días antes al comienzo de temporada, en ella se redactan frases del tipo: «No renunciamos al play off» o «hay que ir poco a poco, como se ha hecho estos años. Sin renunciar a nada, por supuesto. Es ser realista«.
La liga comenzó el 25 de agosto, con empate para Unionistas (1-1) ante el Sestao River y en las dos jornadas siguientes conoció todos los resultados posibles: una victoria y una derrota, la primera ante el Bilbao Athletic (3-2) y la segunda ante la Ponferradina (1-0). Después del empate ante el Celta Fortuna (0-0), Rubén Andrés fue entrevistado por este medio. Y esta fue su respuesta cuando se le preguntó por su temple ante posibles destituciones:
«El año pasado tuve paciencia porque vi un trabajo diario espectacular, igual que estoy viendo este año. Yo no les voy a valorar por los resultados, sino por el trabajo. Si el trabajo es bueno y la forma de jugar es buena, va a haber momentos en los que no entre el balón y seguiremos teniendo paciencia. Soy una persona paciente, pero con todas las cartas sobre la mesa. Por eso veo todos los entrenamientos, porque no todo se mide por los 90 minutos de un partido».
¿Esa paciencia se mantiene desde 'arriba', directiva y presidencia? «Sí, la paciencia es generalizada. Me acuerdo que Pescador la pasada temporada me dijo una frase que se me quedó marcada: 'Aunque acabemos descendiendo, no te preocupes que queremos seguir contigo'. Eso lo extrapolo a mis decisiones».
A partir de ahí y desde la jornada seis, cuando Unionistas perdió en casa ante la Cultural y Deportiva Leonesa, el equipo estuvo hasta 14 jornadas sin conocer la derrota. Precisamente, hasta que volvió a cruzarse en su camino el conjunto leonés, recientemente ascendido a Segunda División, que supuso el primer gran quiebro de la época del entrenador valenciano. Era 26 de enero, solo dos semanas antes, Dani Llàcer defendía su trabajo en una entrevista con Salamancahoy.
«Se ha hecho una confección de plantilla excelente y estoy contentísimo con los jugadores que tengo», decía en la misma, semanas después señalaría en rueda de prensa a Mikel Serrano por la expulsión ante el Zamora, que le colocó en posición de salida. Ese resultado, junto al del Osasuna Promesas en el Reina Sofía (1-3) forzó la decisión: tres derrotas y un empate en cuatro partidos, uno de 16 puntos posibles. Unionistas era duodécimo y estaba a tres puntos del descenso.
Anteriormente, el entrenador de la Ponferradina el 2 de febrero se apresuró a decir que Unionistas iba «a pelear por el playoff hasta el último momento», llegó a dormir sexto por San Valentín, en marzo estaba a solo tres puntos del playoff.
Así, llegó Acciari, a siete jornadas para el final y con solo una meta en su cabeza: salvar al equipo sí o sí, daba igual cómo. Y lo ha conseguido. Con más o menos mérito, el entrenador argentino se marcha de la entidad charra con el equipo en Primera RFEF, tras perder en el último frente al Barça B (2-1), pero con los resultados favorables en otros campos.
En aquella rueda de prensa dejó entrever por dónde pasaría su estrategia: «Si no tienes un equipo que defienda bien, que ataque bien, que sea equilibrado en todas las fases del juego, puedes sufrir. Quiero que mi equipo sea sólido. Que ataque y sepa defender bien. Tenemos que defender para saber atacar. Un equipo sólido con las ideas claras, tanto con balón como sin balón». Y en base a defender y sin apenas goles a favor deja un balance de tres derrotas, tres empates y una victoria, la única fuera de casa de la temporada.
Unionistas, cinco temporada en Primera RFEF.
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